Yésica Itzel García García tiene 23 años de edad y la mayor parte de su vida la ha pasado en su comunidad, San Sebastián Río Hondo, un municipio de la , en el que las condiciones sociales y económicas son difíciles para la población, ante la marginación, pobreza y falta de oportunidades, que lo son todavía más para las mujeres de todas las edades, así como para los jóvenes.

Ella tuvo la posibilidad de estudiar una carrera profesional fuera de su comunidad y desde los 18 años, en 2016, se integró a la asociación civil Red Alternativa Social y Autogestiva, que realiza actividades a favor de diversas comunidades de la región mixteca, dependiendo de sus necesidades.

Con esa experiencia, Yésica Itzel decidió regresar a San Sebastián Río Hondo e impulsar acciones que abrieran un mayor campo de oportunidad para la juventud y para promover el empoderamiento de las mujeres, no sólo de este municipio, sino también de localidades cercanas.

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“Lo que hacemos es organizar para bajar capacitaciones para el trabajo, para los jóvenes; también algunos apoyos para niños y adolescentes, porque es una comunidad que muchas veces no se toma en cuenta. En la zona de la Sierra a las mujeres no se les da la importancia que debería y lo que buscamos es capacitarlas para el trabajo y contribuir al empoderamiento para que puedan ser independientes”, menciona.

Itzel García identificó la necesidad de organizar a las mujeres y a los jóvenes. A través de la asociación civil realiza capacitaciones sobre lenguaje incluyente, igualdad de género, elaboración de artículos artesanales y capacitación para el trabajo, así como algunas gestiones de apoyos para niños, a quienes les llevan libros y juguetes.

Junto con la asociación civil creó una página web por medio de la cual promueve los productos que las mujeres de su comunidad elaboran, con la intención de que su trabajo sea pagado a un precio justo.

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San Sebastián Río Hondo cuenta con una población de alrededor de 3 mil personas. La mayoría de las mujeres se dedican a la elaboración de artesanías de lana, madera y hojas de pino, mientras que los hombres trabajan mayormente en la explotación de madera, ya sea en el corte de árboles o en la elaboración de diversos muebles.

Cerca de 15% de los hombres optan por emigrar a otro lugar en busca de trabajo.

En la comunidad, las mujeres tejen artesanías de lana y prendas de vestir; algunas trabajan la madera y elaboran distintas figuras, así como las hojas del pino, que se convierten en artículos para decoración del hogar.

“Ahorita estamos trabajando con 20 mujeres para la promoción de sus productos, pero estamos buscando expandirlo a más comunidades, principalmente me enfoqué en las agencias y rancherías. Estamos organizándolas para poderlo expandir con otras comunidades vecinas”, comenta.

Su activismo, enfocado a las mujeres para que conozcan sobre sus derechos, la ha llevado a confrontarse con los hombres de algunas de las comunidades en las que ha intentado impartir capacitaciones para el trabajo, la igualdad de género y el empoderamiento femenino.

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“Es un tema difícil. Hubo una comunidad… llegamos por el tema de las capacitaciones con las mujeres y nos dicen: ‘¿Qué hacen aquí?, nuestras mujeres están bien, no necesitan ningún curso, ninguna capacitación’.

“Sí es un reto bastante difícil, pero creo que poco a poco. Creo que es importante que construyamos una sociedad más justa y más igualitaria, pero no es una tarea fácil”, cuenta.

Sin embargo, para Itzel García esto no es motivo para rendirse y confía en que el mejor modo de llegar a las personas es la información que se da de boca en boca. “Que esas personas que están viendo que realmente es necesario y que están abriendo los ojos vayan pasando la voz y, poco a poco, vamos a lograr sensibilizar. No nos rendimos, lo intentamos una vez, no se pudo y vamos otra vez, hasta que se nos escuche. Así sea una o dos mujeres las que nos escuchen, ya es ganancia”.