Colima.— En esta ciudad, el confinamiento es algo autoimpuesto ante la que se vive desde hace una semana, y cuyo escenario principal son las calles del centro, avenidas principales y zonas residenciales.

La mayoría de los comercios cierran temprano o permiten a sus empleados salir un poco antes; son pocos los bares y restaurantes que siguen abiertos después de las 21:00 horas, y para las 23:00 horas el bullicio de la vida nocturna desaparece de los sitios que habitaba.

Hasta ahora, la única explicación oficial de lo que sucede llegó hasta el cuarto día de hostilidades: a través de un video publicado en sus redes sociales, la gobernadora Indira Vizcaíno Silva señaló que esta violencia es resultado de la disputa entre “al menos dos células criminales, grupos que, según la información de inteligencia, hasta hace poco eran aliados”.

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Pero en la calle la gente les pone nombre: “son Los Mezcales contra los del Cártel Jalisco”, relatan algunos al tratar de explicar la situación.

La causa de la pugna es mera especulación, pero quienes hablan del tema recuerdan como preludio la riña ocurrida el pasado 25 de enero, en el penal de Colima, donde murieron nueve internos.

En una semana, al menos 22 personas fueron asesinadas, entre ellos dos menores; varias fincas han sido atacadas a tiros, hay autos incendiados y los mensajes amenazantes siguen apareciendo en la ciudad, a pesar de los operativos anunciados el miércoles pasado.

“Lo peligroso es que te toque el fuego cruzado, pero aquí todavía no pasa nada, lo fuerte está a unas cuatro o cinco cuadras”, dice el mesero de un restaurante ubicado frente al Jardín Libertad, en el corazón de la ciudad. En esta zona conviven bares, restaurantes, hoteles y comercios de todo tipo que generan el tránsito de miles de personas los fines de semana.

“La verdad sí ha bajado mucho la venta en la semana. Hoy [sábado] ha estado un poco mejor, pero normalmente a esta hora [las 15:00 horas] ya estaban ocupadas la mitad de las mesas y mire”, prosigue.

Sólo cinco mesas están ocupadas, quizá la cuarta parte del restaurante, y la imagen se repite en los negocios aledaños a lo largo de los portales que rodean el jardín.

A unas cuantas cuadras de ahí, hacia el oeste, se encuentra el barrio El Mezcalito, del que tomó su nombre el grupo que está en guerra con el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Cualquiera puede transitar por ahí, pero es notorio que al hacerlo más de una mirada está vigilando.

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“Así empieza”

La tarde del sábado, al menos dos sujetos llegaron en un Jetta blanco hasta una finca de la calle Heriberto Jara, en la colonia Infonavit La Estancia, Colima, y dispararon a quemarropa contra un hombre que murió en el lugar. Los disparos alertaron a los vecinos que, al escuchar el arribo de la policía, salieron a ver lo que ocurría.

En el lugar también está Julián, un policía estatal que con tres impactos de bala lleva las marcas de la violencia en el cuerpo. Aunque es de Colima, trabajó en el norte del país durante mucho tiempo y reflexiona sobre lo que se ha visto en estos días: “No es ni la cuarta parte de lo que vi en el norte, pero así empieza”.

Recuerda que durante mucho tiempo Colima fue un lugar tranquilo para vivir y, aunque desde hace unos años la violencia ha crecido, él no la recuerda de esta forma, tan expuesta y cotidiana; “además, las condiciones en las que trabajamos son malas”, se queja y hace cálculos: un policía de línea gana 7 mil pesos por quincena, menos unos 800 pesos de ISR, “y réstale si tienes algún crédito, si se paga renta… ¿cuánto le queda para comer y lo demás?”.

Desde el miércoles pasado, las patrullas de la policía estatal hacen recorridos en compañía de un elemento de la Marina que vigila desde la parte de atrás; para el sábado, elementos del Ejército realizaban algunos patrullajes, y el domingo, en las entradas y salidas de la ciudad, se colocaron filtros de revisión con personal militar y de la Guardia Nacional.

Un policía municipal considera que el fin de semana estuvo más tranquilo. “La presencia de los militares inhibe un poco a los delincuentes, pero no sabemos”, dice.

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