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Este viernes, Kalimba lamentará no haber terminado sus estudios y Yahir recordará a su abuelo, a quien veía tocar la guitarra.

En camerinos contiguos Leonardo de Lozanne practicará la relajación, algo que odiaba en sus juventud, y Beto Cuevas remarcará cada uno de los movimientos que por casi dos meses ha practicado.

Y un poco más allá de ellos, Enrique Guzmán sentirá mariposas en el estómago y María José pedirá que todo salga bien.

Así los protagonistas de Jesucristo superestrella, que se estrena el próximo día 12, enfrentarán su destino en el Cultural Teatro 1 de la Ciudad de México.

“Todos se han entregado sin divismos”, dice Beto Cuevas, quien interpretará a Jesucristo en un escenario donde destaca un auto destruído y el vestuario es moderno.

Además de la construcción de dos plataformas, usarán video mapping, tecnología que permite proyectar imágenes sobre objetos, dando la impresión de ser reales. Así, en lugar de cambiar la escenografía, sobre el fondo puede haber lluvia, relámpagos y edificios.

“Tratamos de actualizar todo, ponerla en este momento. El escenario es como si acabara de temblar”, expresa María José, responsable de María Magdalena.

Las diferencias con la cinta setentera son claras. Mientras el nazareno será presentado como un ser que puede enojarse, Simón, encarnado por Kalimba, dará muestras de ser más revolucionario.

“Minutos antes de algo trato de orar; si mido lo que mido, soy de color que soy y canto lo que canto, es porque fue decisión de Dios. ¡Y cuando voy camino al escenario tiemblan las piernas y me pregunto por qué no terminé de estudiar!”, apunta bromista el ex OV7.

El musical es original de Andrew Lloyd Webber y cuenta para México con la dirección de Nick Evans.

El estrés ha pegado de cierta forma a Érik Rubín (Judas) y Enrique Guzmán (Herodes), olvidando esta semana la letra de lo que cantan.

“El jueves se me olvidó la canción, es sólo una, pero pasó (risas), la parché como pude y no paré el ensayo. Después de tantos años sigo sintiendo mariposas en el estómago”, apunta Guzmán.

Érik tiene un doble peso, pues hace casi 20 años estuvo en otro montaje y, además de actuar, es productor creativo, mientras Guillermo Wiechers el ejecutivo y Alejandro Gou, el productor.

“¡Sueño que se me olvida y es horrible!; ahora mismo hubo algo en lo que me trabé y volví a repasar el guión, pero no es inseguridad, son sólo nervios, que se quitan arriba del escenario”, comenta el Timbiriche, instantes antes de una función previa al estreno.

A raíz de la obra, Yahir (Pedro) ha visto cuatro veces el largometraje y De Lozanne (Poncio Pilatos) todos los videos de la obra.

El día del estreno, la mente del ex académico viajará por unos instantes a las calles terregosas de su barrio, donde sólo quería jugar futbol, mientras era vigilado por su abuelo, con guitarra en mano.

“Ahí estaba siempre y pues recordando ahora cómo fueron esos primeros cantos, siempre está conmigo”, destaca.

¿Y el líder de Fobia que hará el día del estreno oficial?

“Pilatos se suicidó y, aunque parece irrelevante me ayudó. Todos lo ponen como tirano y no era sino un gobernador con una decisión incómoda. ¡Ojalá logre que a la gente le dé compasión”.

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