¿Quién sufre más en una separación, el hombre o la mujer?

En la obra Los huevos de mi madre, escrita por Botero, se narra la depresión que vive un hombre tras vivir un proceso de divorcio; además de tratar de superar sus emociones, el personaje tiene que lidiar con la intromisión de su madre.

Cuando Botero escribió la historia, se dio cuenta de que, en el cine, el teatro y la tv, se hace referencia principalmente al sufrimiento de la mujer después de una separación, y que el hombre no sufre o no le importa una relación; con esta premisa, el autor plasma lo que sienten los hombres cuando su pareja los abandona.

“El hombre, tras una separación, se traga su dolor y se encierra a llorar, a sufrir y a ver cómo sale de esto, no demuestra sus sentimientos porque eso lo hace verse débil. Y no puede demostrar sus sentimientos, porque se lo prohiben desde niño”.

La historia también es parte de algo que el intérprete colombiano ha vivido. “Los colombianos somos muy enamoradizos. Pero también nos desenamoramos fácilmente, es un compendio de emociones”, comenta.

El montaje nos presenta una problemática de una ruptura matrimonial desde la visión masculina.

Armando Bernal, interpretado por Botero, va narrando su historia tras pasar por un proceso de divorcio, donde cae en una profunda depresión, es un recorrido por la reflexión, la risa y la sorpresa.

La madre juega un importante papel porque va interviniendo en su vida de manera indiscreta.


Identificada. Botero buscaba una actriz con trayectoria y carácter, y encontró a Luisa Muriel.

La primera actriz interpreta a la mamá de Botero en la obra.

No lo pensó dos veces y de inmediato se memorizó el texto, se identificó con el personaje y ahora lo lleva al escenario.

“Al leer la segunda línea de mi texto, suelto la carcajada y digo: esta soy yo, esta historia me lleva al corazón. Es un personaje divino, divertido, a cualquiera le encantaría tener este papel”, afirma la actriz.

La actriz se siente identificada y dispuesta en su papel.

Su personaje llega a ser el de una persona que es encantadora pero también sobreprotectora.

“Es un personaje que cura porque así nos vemos las mamás, con esos defectos y esas virtudes que tenemos todas las madres, amorosas, manipuladoras, controladoras o no. Las mujeres se identifican mucho con ella”, señala Muriel.

“Es una obra divertida, aunque te lleva a otras emociones. Es una combinación de interpretación con música; Botero logra una historia contada y cantada que capta la atención del público, que a la vez se siente identificado con está historia.

“Es un trabajo que vale la pena, conservarlo, amarlo, es un personaje donde la gente se identifica con él”, comenta la actriz.

Para Luisa Muriel el teatro es tocar almas, y con esta obra lo logra, pues da el corazón y el alma.

“Sales con un buen sabor de espíritu del teatro. El aplauso es lo más emocionante”, afirma la actriz, quien después de esta afirmación no pudo contener las lágrimas.


Gran química. “Esta es una obra escrita inconscientemente pensada. La madre es el compendio de todas las madres que hay”, comenta Botero.

Ambos actores, Botero y Muriel comparten una gran química, un gran amor y pasión por el teatro; del escenario, ese sentir también es llevado a la vida real y se nota, ambos comparten trabajo y amistad, no les es difícil interpretar estos personajes, les queda a la perfección.

Botero también dice que esto es un proceso que apenas va comenzando, sin embargo, su público está creciendo y escuchar los aplausos y ver las caras es algo que los emociona.

“Los huevos de mi madre es una montaña rusa de emociones porque de pronto pasas del llanto a la risa”, agrega Botero.

El público se ha identificado con esa historia, por lo que ha tenido muy buena aceptación, y los actores se muestran muy contentos al recibir buenas críticas y comentarios.

En la puesta en escena, Luisa Muriel alterna su personaje con otra actriz, Rebeca Manríquez.

La obra se presenta en el teatro Legaria, los viernes y sábados.

 

Google News

Noticias según tus intereses