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La búsqueda empezó en la costa de Guerrero y Oaxaca. Siguió en Alemania y luego torció de vuelta hacia el Caribe.

No fue fácil pues tardó casi dos años. El resultado: Selvanegra.

Este es el nombre del sexteto que presenta hoy su primer disco (del mismo nombre) y que se alimenta tanto del jazz como de la música regional mexicana pero también de reflexiones sobre la migración.

Vania, vocalista del ensamble (surgido como un proyecto dentro de la Escuela Nacional de Música) explica el proceso que han vivido durante este tiempo: “Todo el material del disco es original. En nuestras primeras reuniones hacíamos algunos arreglos de piezas de jazz latino clásicas pero luego empezamos a componer y cuando finalmente nos propusimos hacer el disco, nos pusimos la tarea de componer los temas”.

Es así que sesión tras sesión fueron encontrando su sonido para el cual Vania tiene una descripción metafórica: “Nuestra propuesta es una búsqueda fresca que nos ayuda a reflejar lo que pensamos que debería ser una fusión”.

En la partitura, eso significó, por ejemplo, que Vania compuso una chilena, ese género musical que surgió de la mezcla del son calentano con la cueca traída por los marinos chilenos en el siglo XIX. En la elección del género, Vania se dejó influir porque uno de los integrantes del sexteto proviene precisamente de la costa chica.

La presentación del disco (grabado a través de un apoyo de Radio Educación a ensambles noveles) es hoy en el Auditorio Blas Galindo de la Escuela Nacional de Música.

Ahí se podrá escuchar esa chilena (se llama “Peregrina”) pero también “Santo”, otra composición de Vania en la que la voz llama a las percusiones. “No tiene letra, quería que el mensaje fuera a través de la atmósfera sonora, algo misterioso, como un llamado a eso sagrado que siempre queremos evocar con la música”.

El sexteto está compuesto por Vania Fortuna (voz y jarana), Enrique Luna (batería y vibráfono) Toño Palmerín (bajo eléctrico), Abraham Flores (piano) y Alexis García (saxofón y flauta).

Juntos se embarcaron desde que eran estudiantes de la ENM en este proyecto que también se nutre de sus experiencias con la migración. Vania misma vivió un proceso migratorio cuando se fue a Alemania estudiar sociología: “Conocí a muchas mujeres, algunas de segunda generación, turcas sobre todo, con las que conviví y descubrí la forma en que se relacionan con la sociedad a la que llegan y con otras mujeres migrantes”.

De ahí el título de su chilena, “Peregrina”, que es un homenaje no sólo a esas mujeres, también a las que ha conocido en México a través de la tesis que presentó para cursar sociología.

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