En la pantalla gigante colocada sobre el escenario se proyecta la figura de una persona sentada frente al mar. Se mueve discretamente y se hace acompañar por sonidos del mar y música.

Este fue el preámbulo para que en punto de las 21:20 horas el cielo de esa imagen se tornara rojo y Roger Waters apareciera en el escenario en un nuevo fondo color azul para interpretar “Breath”.

Un total de 14 mil 580 personas, de acuerdo con los organizadores, se encargaron de recibir al cantante en medio de aplausos y chiflidos.

A partir de ese momento, cada una de las canciones pareció cobrar vida y proyectar esencia propia gracias a los audiovisuales, la acústica y las luces en cada una de ellas.

Pero de las más coreadas fueron “Wish you were here”, “Happiest day” y “Another brick in the wall”. En esta última se hizo acompañar de un grupo de 12 niños con trajes naranja de reos y cubiertos de la cabeza, quienes después dejaron ver sus rostros y se quitaron el uniforme para cantar con él y mostrar una playera en la que se leía “Resist”.

“A cualquier parte que vamos del mundo siempre traemos niños para que nos acompañen a cantar esta canción.Queremos que sean ellos quienes continúen con la resistencia”, fueron las primeras palabras de Waters antes de una pausa. Los niños forman parte de Orquestando México.

En ese momento se proyectaron mensajes que mezclaban el sarcasmo hacia Mark Zuckerberg, Donald Trump y el neofascismo.

Roger Waters levanta la voz en México
Roger Waters levanta la voz en México

Valente Rosas/EL UNIVERSAL

Experiencia

Apenas iniciado el concierto, Waters, acompañado de seis músicos y dos coristas con pelucas platinadas, dio cátedra con su guitarra durante unos minutos en medio de aplausos y con un público inmerso en la experiencia auditiva y visual.

Luego de interpretar “Time”, con relojes voladores e imágenes multicolores en la pantalla, un cielo estrellado fue el nuevo telón para que continuara con una breve demostración del rango vocal de sus coristas con “The great gig in the sky”.

Mientras tanto él, parado a unos cuantos metros de las coristas, las acompañaba con su guitarra.

Como ese momento, donde el protagónico no era él sino su banda, se vivieron muchos, lo cual es una muestra de que el artista entiende que si los demás brillan al hacer lo que mejor saben hacer, todo funciona mejor en el escenario.

Al entonar “Welcome to the machine”, las manos de los asistentes se levantaron al unísono en repetidas ocasiones con un tono rojo sobre ellos provocado por el juego de luces del recinto.

Con “Déjà Vú” la pantalla se volvió blanca y negra, proyectando la imagen del y provocando que la gente coreara a su lado.

Escenas de baile, mar y una muñeca fueron la sal y pimienta al presentar “Last refugee”, mientras que en “Picture that”, imágenes de aviones, contaminación, Donald Trump rodeado de mujeres y paisajes de la naturaleza fueron proyectados en la pantalla, para que al concluir levantara su bajo con una mano.

La primera de las tres noches que ofrecerá en el domo de cobre también tuvo en su repertorio temas como “Pigs”, “Money”, “Us and them”, “Smell the roses” y “Mother”.

rad

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