En su último día de actividades en la Ciudad de México, Roger Waters salió una vez más a atender la fila de fans, alrededor de 500 personas, que esperaron horas para tener la firma del artista.

Los requisitos eran muchos y muy claros: No gritar, No pasar con bolsas y celulares, Un solo objeto para firmar que fuera de papel (únicamente disco o poster), Mangas arriba por seguridad. Todo ello debía cumplirse, de lo contrario la comitiva organizadora los retiraba de la larga linea.

Se otorgaron 150 pulseras, “la firma se termina hasta que él quiera” dijo un organizador. Los primeros en el lugar eran jóvenes que pasaron la noche ahí mismo, los demás fueron llegaron de a poco desde la madrugada.

Pasaban las 12 del día, la gente se comenzó a desesperar. “Vengo de San Luis Potosí con mis hijos y mi nieto, nos hicimos 10 horas de camino y llegamos a las dos de la madrugada” comentó la señora Nereyda Ramos.

Otro fiel seguidor fue Héctor Moreno de 25 años, quien ayer viernes faltó a su trabajo como abogado para intentar ver a Roger; hoy sí tendría éxito pues obtuvo la pulsera 54. “Lo antaño es lo mejor y nos lo enseñaron nuestros padres”, expresó emocionado.

La expectativa se generó a las 12:15, cuando salió el saxofonista Ian Richie. Finalmente a las 15:03 apareció Waters con vestimenta totalmente oscura, la fila avanzó y 45 minutos después terminó, se estima que firmó cerca de 250 autógrafos.

rad

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