A veces confundido por muchos como colombiano, por ser uno de los primeros en traer la cumbia del país sudamericano a México, Celso Piña, pionero de la mezcla de sonidos tropicales, nació un 6 de abril en Monterrey.

“En los 70 empecé a interpretar cumbia y mucha gente decía que no, que era música muy corriente. Yo les decía 'pero la bailan'. La gente es muy ingrata, a veces necesita que alguien venga a abrirle los ojos para poder que vean así; yo estaba hasta vetado de Monterrey porque donde quiera que iba yo a tocar se hacían broncas, pleitos, estuve batallando en unos salones donde se hacían fiestas…”, dijo hace tiempo el músico en una entrevista a EL UNIVERSAL.

El tiempo pasó y el joven regio tuvo la oportunidad de tocarle a Gabriel García Márquez. Fue gracias a eso que la gente se fijó en él y las puertas se le empezaron abrir alrededor del mundo: “a partir de ahí todo el mundo ya amó la cumbia. Pero fíjense cómo es apenas alguien de esa envergadura, él empezó a bailar y me dijo, ‘¡ah oye qué bonita música, qué bárbaro!”.

Las ironías de la vida, como él les decía, lo llevaron a grandes escenarios en el mundo. Francia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos fueron algunos de los países que bailaron al ritmo del acordeón regio.

El pionero del género colombiano en Monterrey llegó al número uno porque su originalidad musical nadie la pudo igualar. "Yo fui profeta en mi tierra. Yo fui quien introdujo la música colombiana en Monterrey, antes de mí no había nadie. No me querían, pero yo la metí a huevo”, exclamó.

“El rebelde del acordeón” hizo bailar por 30 años a varias generaciones con éxitos como “Cumbia sobre el río”, “Macondo”, “Cumbia lunera” y “Cumbia poder”, entre otros, que salieron de sus más de 20 discos de estudio.

Lila Downs

, Benny Ibarra, Julieta Venegas , Control Machete y muchos más colaboraron con el músico, de quienes también señaló que le gustaba aprender de los demás. “Creo que todos tienen su personalidad propia. Benny Ibarra tiene su cosa como Julieta Venegas, Elefante, Nacimos. Yo aprendo de ellos también, aunque yo les llevo más años. No porque yo sea más grande tengo la sabiduría del mundo y me gusta trabajar con ellos porque sí le aprendes mucho, comentó.

Una persona querida por el pueblo mexicano y el mundo, seguía sobre el escenario a pesar de sus 66 años de edad, para seguir llevando felicidad y baile con su música a todos, aunque siempre estaba consciente de que algún día su caminó como artista terminaría.

“Todo lo que empieza termina, aún la vida misma se va, uno dice, ‘unos cinco o diez años’, pero depende de cómo le vaya a uno en la feria; si ya empiezo a sentir que algo me duele y ya no ando a gusto, ya lo tendré que pensar, pero mientras me sienta bien, ahí te la llevo”, dijo.

nrv

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