Eran las 19:30 en punto y los escalones del Auditorio Nacional ya estaban llenos, todos esperando a la autora del pecado original, Ana Gabriel se presentaba hoy con sus éxitos que la distinguieron a lo largo de su carrera, los que más han marcado a más de una generación.

Tanto grandes como chicos, adolescentes y señores, amigas y desconocidas, contaban los minutos para comenzar el concierto. Unos con sus discos en la mano, otros esperando a sus parientes que venían desde muy lejos y otros tomándose una foto. El coliseo de reforma sería testigo de uno de los espectáculos de una artista de trascendencia musical.

Primera llamada y los fans compraban hotdogs, palomitas, refrescos y alguno que otro licor. Segunda llamada y las personas se llevaban sus playeras y gorras. Tercera llamada, y la emoción gritaba, asiento tras asiento, fila tras fila eran ocupados.

20:30 y los aplausos empezaban a inundar al Auditorio. Todo se calló, y salió “La diva de américa” con un vestido de flores y unos huaraches de piedras brillantes. Los aplausos se convirtieron en gritos y dio comienzo al show.

Estamos a tiempo es el nombre de su gira. Los celulares empiezan a grabar a la cantautora mexicana al caer la cortina. Alza los brazos. Y empieza el concierto con “Destino”, cuando todo el público coreaba a una misma voz.

“Es el amor quien llega” empieza a cantar la cantante en un popurrí de tres canciones con las que alterna voz con “Como mar y arena” mientras la gente en sus asientos se mueven de un lado a otra, gritando y celebrando con la artista. Con gritos y coros Ana Gabriel interpreta su sencillo con esa voz que tanto la define. Canta si “Huele a soledad”, haciendo que la diva de américa logré levantar el ánimo entre las butacas.

“Muchas gracias, muy buenas noches, bienvenidos, bienvenidas, y gracias por dejarme estar con ustedes esta noche. Tengo que decirlo siempre, aquí en el auditorio me llena de muchos nervios, porque el compromiso se vuelve más grande… porque soy mexicana y quiero dejar el nombre en alto” dice mientras las personas gritan entre cada palabra. “México es de gente muy feliz, de gente muy leal. Por eso cuando me subo al escenario me pongo nerviosa, pero brindaré con ustedes para ir abriendo la garganta. Salud, por dejarme estar aquí”.

Platicaba un poquito para ir perdiendo los nervios. “Vamos a continuar, de principio a fin quiero que bailen y griten” decía empezando el concierto.

Que el presente sea eterno. “No te hago falta” es la canción que seguí junto a una orquesta de veinte músicos aproximadamente. Empezaba el Auditorio a llenarse de ritmos para bailar con “silueta” tanto la artista como los huéspedes del lugar empezaban a mover sus manos a lo largo de su cuerpo, moviendo los pies, a la izquierda, a la derecha. Todos se sumaban al ritmo de este baile.

21:10 y el Mariachi “Nuestro México” de doce miembros acompañaba a Ana Gabriel, para cantarle al desamor, al pasado y presente con “Ahora”.

“Bien decía Juan Gabriel, la costumbre se hace más fuerte que el amor” recordaba Ana al todo el público, explicando su trayectoria musical, haciendo ese vínculo entre fan y artista. Preguntando a su público si estaban contentos para empezar el popurrí de sus canciones más conocidas, sumando más gritos a la noche. Aplauso tras aplauso, todos al mismo ritmo cantaban cuando la artista gritó, “Los amo, público mío”.

“Los quiero ver parados, ver bailar” incitaba la gente mientras todos poco a poco bailaban. Primero los de adelante, luego los de los la palcos, hasta los de las gradas más arriba bailaban al ritmo de rumba junto a la Diva de la noche. “Allá arriba, párense todos” decía mientras se movía en el escenario de un lado a otro cantando “Mariachi con tambor” acercándose a sus fans para tomarlos de la mano, para después cantar “tu lo decidiste”.

“Me di cuenta que el trabajo que he hecho, me lo devuelven a través de escuchar su música y obligar a sus hijos a escucharme” decía cuando el coliseo de roma se inundaba de risas. “Soy un artista heredada, porque de generación en generación me siguen escuchando. Existo gracias a ustedes, que me apoyan y me dan su cariño”.

Las luces se apagaron y la gente se emociona tanto al escuchar el comienzo de “Evidencias”. Después cantaría a dueto las “Cosas del amor” haciendo que hasta los más jóvenes en la noche cantarán su canción. Y una vez más decía “Y aquí estoy” ahogando gritos, terminando la canción besando un dedo y elevándolo al cielo.

Sentada junto a cuatro guitarristas cantaban las canciones de Rocío Durcal y Juan Gabriel, mientras sus imágenes aparecían al fondo en la pantalla, rindiendo homenaje a sus dos grandes amigos.

“Hay una canción con la que me identifico bastante. Y quiero que todos prendan la luz de sus teléfonos, lo quiero en toda la canción”. Dedicado especialmente al Divo de Juárez, elevando sus manos al cielo, empezó a cantar “Luna”. El Auditorio regresó el tiempo recordando su partida y la gran vida que llevo Juanga. “Luna, tú que lo ves, dile cuanto es que sufro… Tú que sabes en donde está” cantaban todo el público.

“Ojalá dios me de más tiempo de vida, para estar con ustedes” decía la Diva recordando sus 63 años de vida, mientras los hombres le chiflaban y le gritaban “guapa”. Empezó a cantar “Hasta que te conocí” siguiendo con el homenaje a su querido compañero de escenario.

Uno de sus últimos popurrís estuvo dedicado a sus éxitos con mayor trascendencia. “Quien como tu”, la canción que para ella es la más típica a lo largo de su carrera musical, y la que es con la que menos la van a olvidar, la que es para cualquier generación, decía. “Para el amor no hay edad, no hay sexo, ni hay identificación, el amor… es el amor”. Siguió “Simplemente amigos” que con ella Ana le cantaba a la igualdad, invitando a dejar a un lado las barreras.

Eran las 22:40 y e concierto llegaba a su fin con “Ay amor” una canción de las más favoritas del público. La gente se paraba, bailaba, y cantaba. Cerró el concierto con la euforia de todos su participantes “Gracias por esta noche, los amo, gracias,” ocasionando lágrimas y gritos más de una vez entre los asientos.

Cuando se creía que había terminado el concierto, Ana salió con una sorpresa bajo la manga. Del escenario sale una banda sinaloense que junto a ella cantan “El sinaloense” haciendo que todos los que se estaba alejando de sus asientos regresaran corriendo para bailar. Unos solos y otros con pareja.

Orgullosa de sus raíces, la sinaloense cantó un popurrí para bailar al ritmo de Sinaloa.

Mandando besos y abrazos es como se despidió la diva. Pero a las 23:00 Ana Gabriel lo volvió a hacer. Salió de bambalinas, para seguir cantando banda, dejando a la gente bailando entre los pasillos y en salida para cerrar definitivamente “Mi gusto es” invitando a todos a seguir con sus sueños y no dejar morir las tradiciones de la música de México.

rad

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