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No importa que no se lleguen a las notas de la voz de Amanda Miguel. Lo importante es escucharse como ella, cantar como ella y hasta sufrir un pocomo ella.

Los fans de la argentina son apasionados y, además de gritarle piropos, le hacen segunda en los coros y la apapachan con aplausos.

La cantante aparece en el escenario de forma dramática, sentada en un piano, de negro y con intención de hacer lucir su voz dentro del Auditorio Nacional.

En una noche “divina”, como ella la denominó, los temas de los 80 hicieron recordar viejos amores, viejas heridas y viejos sueños.

Amanda además invitó a viejos amigos, Yuri, Fernando de la Mora y hasta a su marido, Diego Verdaguer. El cantante apareció travieso detrás del escenario.

Saltando llegó a los brazos de su amada para entregarle un regalo y así ponerle el toque romántico a la velada.

Sin embargo, fueron las canciones de Yuri las que lograron unir a todo tipo de generaciones. “Maldita primavera”, “Detrás de mi ventana”, “Hagamos un trato”, fueron las canciones coreadas.

“Ay, mana, hay que hacer una gira juntas. Porque somos ochenteras y no chochenteras”, dijo la jarocha.

Entre cambios de músicos, piano, voz, sin bailarines y con cambios de vestuario, Amanda Miguel cantó para recordar y para pasar un buen momento sus fans.

Ellos, sin importar la edad, el estilo o el género, le aplaudieron a la intérprete, le echaron porras, tantas que ella no dejó de sonreír, mientras su melena se dejaba ser, entre las luces y la música.

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