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Son más de nueve lustros en los escenarios y José María Napoleón sigue entregándose y conquistando al público como en sus mejores tiempos, tal y como lo hizo la noche del viernes en el Auditorio Nacional.

Su público es en su mayoría hombres y mujeres en plenitud, pero con la actitud de los jóvenes que asisten a un concierto de alguien que admiran, sonrientes y listos para cantar esos temas que los remiten a algún episodio de su historia.

La gente ocupaba casi en su totalidad las 10 mil butacas del recinto, cuando las luces se apagaron.

“Si supieran lo que pasa en casa preparándose, es increíble cómo un hombre de 70 años trata de renovarse”, dijo José María Ruizalba, hijo de Napoleón, antes de ofrecer tres temas de su autoría en acústico, dando así por iniciado el concierto.

“Bienvenidos les presento a mi papá”, fue el pie que Ruizalba dio para que José María Napoleón apareciera en escena faltando ocho minutos para las 21:00 horas.

“De vez en vez” y “Corazón” fueron los primeros temas que el de Aguascalientes interpretó.

“Esta noche deseo con todo mi corazón que ustedes se sientan bien, que valga la pena el hecho de estar aquí con nosotros, gracias por haber llenado este lugar. Siempre he intentado entender la vida de muchas maneras, hoy sé que ha valido la pena haber recorrido todo el camino y que Dios me haya permitido estar hoy ante ustedes”, expresó mientras entre el público se escuchaba un grito femenino diciendo te amo.

Después de haber cantado “Atrévete” y “Después de tanto”, Napoleón compartió que el tema “Amiga mía” era una canción que escribió para su esposa y esa noche en el coloso de Reforma se la dedicaba a las mujeres ahí presentes, provocando una ovación.

“Chiquitibum a la bim bom ba Napoleón ra, ra, ra”, fue la porra que retumbó por todo el lugar y el cantante agradeció interpretando “Celos”.

Napoleón señaló que ha escrito más canciones de las que ha podido grabar, “mi amigo Jorge Macías decía que hay canciones que se escriben con un bolígrafo y otras con el dedo, y ésta la escribí así”, y acto seguido estrenó su tema “Agua y sed”.

Los recuerdos de su infancia vinieron cuando recordó a su primer amor, una mujer mayor que cuando él tenía ocho años le inspiró escribir “Pajarillo”; ella le daba propinas por hacerle los mandados y le alcanzaba para comprar biznagas en la tienda de don Trino.

Esta acotación fue hecha para presentar al Mariachi Imperial Azteca, que lo acompañó con tres temas, “Recuerdo apagado”, “Aún estoy de pie”, con la que el mariachi fue nominado a un Grammy; y “La feria de ferias”.

“No podría dejar de cantar lo que ahora voy a cantarles lo mejor que puedo, porque él si que lo ha cantado muy bien, él me hizo el favor de cantarme algunas canciones, hoy su voz está mermada pero yo nunca olvidaré que El Príncipe de la Canción ha sido un príncipe de la música”, de inmediato se escucharon las notas de “Lo que un día fue no será”, “Mientras llueve”, y “Y para qué”.

“Hombre”, “Ella se llamaba”, “Eres” y “Vive” fueron coreadas por el público , cuando el momento de despedirse llegó.

“Queridos amigos fue un honor haber cantado para ustedes, Ciudad de México muchas gracias. Es un día de fiesta en mi corazón por muchas razones, gracias México, Auditorio”.

Eran 10 para las 23:00 cuando tomado de la mano de todo su staff agradeció al público y en seguida dejó el escenario.

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