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La maquinaria para echar a andar a tiempo el musical Hello Dolly! trabaja a todo vapor tanto arriba como abajo del escenario, incluyendo a la orquesta que bajo la dirección del maestro Isaac Saúl revestirá esta historia con poderosas y rítmicas melodías que continúan perfeccionando.

“Cuando me integré al proyecto la subestimé, pensé que era un poco más sencilla pero resulta que es una música muy interesante y bien hecha, que tiene bastante complejidad, es difícil de tocar para los músicos además de cansado, porque tiene influencias de big band, de dixieland, de jazz”, explicó el director musical.

Quien ha estado al frente de las orquestas de montajes como El rey león, El fantasma de la ópera o El hombre de La Mancha, comentó que tuvo que hacer algunos arreglos en las partituras para adaptarlas a esta versión, porque la música original data de 1964, año en que se estrenó la obra.

Mientras el ensayo acontecía en el lobby del Teatro de los Insurgentes, María Filippini y Arturo Echeverría no ocultaban su entusiasmo al escuchar las piezas de la orquesta.

“Creo que lo bueno de este montaje es que es un musical feliz, te pone de buenas, te pone a girar en emociones muy bellas. Como intérprete, lograr ese hilo fino que el maestro logra con la música y toda la dirección musical es todo un reto, porque las notas son altísimas y nos ponen a los cantantes a cantar hasta el techo”, expresó María Filippini, quien es un referente en el teatro musical en México.

Los 17 músicos de esta orquesta no tienen empacho de repetir una y otra vez una pieza, están atentos a indicaciones y hacen anotaciones en sus partituras, sin importar que lleven metidos en el teatro de 15 a 22 horas de lunes a domingo.

“Estamos aquí todo el día metidos, es un proceso muy cansado, tedioso, estamos también en el proceso de ensayos técnicos en el escenario, que es muy lento, porque es repetir escenas, en fin”, señaló Arturo Echeverría.

Hace semana y media los actores tuvieron su primer encuentro con la orquesta, momento que se considera prácticamente una fiesta para la gente de teatro, pero pasada esa emoción los largos ensayos siguen.

“Siempre he pensado que el teatro musical en este nivel es un deporte extremo, tienes que estar con el 150% de concentración”, finalizó María.

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