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A Guillermo Navarro, cinefotógrafo ganador del Oscar 2007 por El laberinto del fauno, le preocupa que el trabajo de su gremio sea minimizado por la tecnología.

Ahora todo mundo, señala, pregunta por la cámara usada en una producción visual, como la Alexa o la Red One, sin tomar en cuenta que son quienes la manejan, los creadores reales de las imágenes.

“Estoy dedicado a un tour mundial de clases de fotografía, para hablar de la necesidad de recuperar la autoría del cinematógrafo; ¡el trabajo lo hacemos nosotros, la cámara es una herramienta a nuestro servicio”, subraya Navarro a EL UNIVERSAL.

Destaca que uno de los principales problemas es el iphone, con el cual ya se hacen películas.

“Con los algoritmos uno ya no debe resolver nada, decidir nada; bueno, ok, ahora hay que contar una historia con eso”, apunta.

La pareja creativa de Guillermo del Toro en cintas como Hellboy, El espinaso del diablo y Pacific rim, comenzó su carrera hace más de cuatro décadas. Su filmografía es mayoritariamente hecha en 35 milímetros, como Una noche el museo, Desperado y Jackie Brown: la estafa.

“He dicho que la tecnología ha hecho permisible la ignorancia, es muy fuerte, pero hoy en día te preguntan al hacer una película, con qué cámara se hizo y no fue ella, sino yo”, externa el creativo.

A pregunta expresa sobre ventajas y no de ambas tecnologías, Navarro recuerda que fue parte de un movimiento para hacer del negativo (35 mm), patrimonio de la humanidad.

“Curiosamente la industria no me apoyó mucho, me apoyaron los museos que tienen departamentos de cine por el tema de la conservación.

“El mundo digital no tiene resuelto el tema de la conservación y tal vez no lo tendrá; en muchos casos lo que está pasando es que películas en digital tienen que hacer un negativo. Mi carrera entera la he hecho en 35 mm, aprendí a hacer eso, pero hay que saber”, subraya.

Con serie. Precisamente su experiencia en resolver dramáticamente lo puso al servicio de Planeta hostil, serie de National Geographic que estrena esta noche.

Como productor ejecutivo, diseñó la manera en que se contarían las historias de vida silvestre, con el fin de generar diversas emociones entre el público, como ansiedad al momento de ver caer a un polluelo percebe, rebotar en las piedras, sobrevivir y después intentar salvarse de depredadores ayudado por sus padres.

Para alejarse de la forma tradicional en que se contaba este tipo de documentales, Navarro descubrió que estos, inicialmente, tenían un presentador quien llevaba el peso narrativo, con imágenes ilustrativas o bien, a manera de paparazzi, mostraban escenas como un jaguar destruyendo el cuello de su presa,

“Mi preocupación esencial era lidiar con la verdad y una llamada de atención de que los animales están sobreviviendo y en la línea de fuego; de que la devastación del efecto climático los ha puesto ahí, así que no era filmar sólo observando a la distancia”, indica.

“Entonces (con los polluelos) ves que están en una torre de rocas inestable y construyes alrededor de eso, no sólo está el evento de la caída, sino la decisión del padre, hay un cuadro a sus patas y el impulso para tomar vuelo, se ve el punto de vista de polluelos hacia abajo de la torre, yo lo que quiero es que la gente se aterre de lo que sucede!”, señala.

A Planeta hostil le llevó tres años de trabajo, recorriendo 82 locaciones en países como Colombia, Brasil, Perú, Costa Rica, Ecuador y Panamá.

“Llegó el momento en que teníamos 18 equipos trabajando al mismo tiempo”, detalla.

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