Elisabeth Finch , una de las guionistas detrás de la exitosa serie , habría basado los capítulos de la producción en su “devastadora historia de vida”, pues cuando tenía 34 años dio a conocer que padecía cáncer, sin embargo, hoy admitió que nunca tuvo dicha enfermedad.

De acuerdo con “PageSix”, la escritora aseguró que mentir con una situación de ese calibre fue el mayor error de su vida: “Simplemente se hizo más y más grande y se enterró más y más dentro de mí”, continuó.

A principios de este año, la mujer obtuvo un permiso de ausencia luego de que fuera acusada de inventar su problema de salud con el propósito de llamar la atención.

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Asimismo externó que cada una de las historias que se vieron en la serie fueron inventadas. Finch habría comenzado a trabajar como guionista en el 2015, además también laboró para “TrueBlood”.

“Lo que hice estuvo mal. No está bien”, agregó.

Las falsedades comenzaron tras un incidente que la escritora sufrió en su rodilla en el 2007, ya que se obsesionó con los cuidados intensivos que le proporcionaban los médicos.

La mujer se enfrentó a una cirugía luego de hacer actividades de senderismo: “Después (del accidente), todo estaba en “tranquilidad total” —no más tratamiento especial o cuidado práctico— y, por lo tanto, la mentira comenzó “en ese silencio”.

También aseguró que nunca tuvo apoyo de sus familiares y acusó a su hermano Eric de haber abusado de ella cuando era una niña.

“No tuve apoyo y volví a mi antiguo mecanismo de afrontamiento desadaptativo. Invente algo porque necesitaba apoyo y atención y así fue como lo busqué”, dijo.

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Fue en el 2012 que comunicó la aparente triste noticia a sus familiares y amigos: le habían diagnosticado un tumor que le estaba invadiendo la columna vertebral y “desafortunadamente” los tratamientos no estaban sirviendo, además había perdido un riñón y parte de su pierna.

La mentira no acabó ahí sino que incluso inventó la muerte de otras personas para conseguir empatía, como en el 2019 que afirmó: su hermano se había suicidado, pero este en realidad trabajaba como médico en Florida.

“No conocía el tejido conectivo entre mi hermano y mi trauma médico y mi depresión y trastorno de estrés postraumático y ansiedad”, contó e incluso pidió ayuda médica para que le ayudaran a encontrar un diagnóstico para su trastorno.

Para mantener vivo el engaño, la escritora solía vomitar en repetidas ocasiones, mantener su piel pálida sólo comiendo galletas, y portaba un catéter, pero fue descubierta cuando uno de sus colegas se percató de que sus historias de vida se parecían mucho a las que se veían en pantalla.

“Cuando te envuelves en una mentira, olvidas a quién le dijiste, qué le dijiste a esta persona y si esta persona lo sabe, y ese es el mundo en el que te pueden atrapar”, concluyó Finch.

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