
El duelo que genera la ausencia de un ser amado requiere de un proceso para asimilarlo y eventualmente superarlo, sin embargo no hay un patrón exacto para que esta fórmula surta efecto, así se aprecia en la puesta Lo que queda de nosotros.
La trama plantea cómo Nata, una niña, tras la muerte de su padre decide deshacerse de todo lo que implique un vínculo afectivo con ella para evitar el dolor cuando ya no esté, incluyendo con esto a su perro.
“Ojalá la gente descubra la felicidad a través de una mascota, creo que es una posibilidad enorme la que tenemos los seres humanos de conocer un amor desproporcionado”, expresó Adrián Vázquez, director del montaje.
Fátima Favela y Carla Adell (quienes alternan funciones) y Mario Alberto Monroy coinciden en sentir cariño y amor por sus mascotas y comparten también escena en la puesta escrita por Sara Pinet y por Alejandro Ricaño, que se presenta en el Teatro Ofelia.
“Es increíble que un animal nos enseñe tanto de humanidad, como este vínculo de, te doy sin esperar nada a cambio, eso es lo que yo he aprendido de los perros”, expresó Fátima Favela.
Carla Adell comparte que cuando Adrián la invitó a ser parte de la obra su abuelo tenía un par de meses de fallecido y esto le ayudó a entender mejor a su personaje y a hacer una interpretación más realista.
“Cuando tenemos una pérdida y el dolor nos nubla, salimos de quienes somos y no nos damos cuenta de lo que sí queda, de lo que todavía podemos apreciar; siento que eso le pasa a Nata, que al principio se envuelve en su dolor y no se da cuenta que hay alguien que la sigue amando y que quiere ser su mundo”.
Mario Alberto es quien da vida a Toto, el perro protagonista de la historia. El actor aseguró que no es cosa sencilla interpretar a un can, ya que en el escenario el público debe ver en verdad a un perrito que puede expresar emociones, para eso tomó algunas características de su mascota, una perrita criolla que adoptó hace un año. Su vestuario, sin embargo, no tiene que ver con la imagen de un lomito, lo que complica su trabajo.
“El texto me parece maravilloso y ahora darle voz a Toto, subirme a ese nivel de resiliencia que tiene él, de volver a empezar sin revictimizarse, es algo único. El perro en la obra simboliza el afecto puro y sencillo que nos salva de todos los vacíos”, comentó Mario Alberto.
La obra Lo que queda de nosotros se presenta los sábados en el Teatro Ofelia.
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