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En el ambiente lúgrube y frío de una penitenciaria de Texas, el diálogo de una abogada (Ludwika Paleta) y un sacerdote (Hernán Mendoza) pondrá frente a frente a las leyes del hombre y de Dios.

“Hay algo que me llama la atención: hablar del futuro de los que están creciendo o que están por llegar al mundo, donde parace que hay un desapego emocional en la gente, donde nos hemos acostumbrado que las cosas malas ocurran y sean siempre”, declaró Reynolds Robledo, autor de Réquiem, obra que que se estrenó el jueves en La Teatrería.

El autor explicó que este texto le llevó un año de trabajo, porque había temas que quería tocar, como el racismo, la pena de muerte y la corrupción de las leyes.

“Desde la dramaturgia se plantea que la historia no ocurre hoy sino en un par de años, donde las posibilidades son infinitas, pero los temas son muy actuales y lo único que hacemos es romper el orden cronológico de las cosas”.

La historia fue hecha casi a la medida para Ludwika Paleta y Hernán Mendoza. “Las mesas de trabajo eran pláticas largas. Parto mucho de a quién quisiera ver en el teatro, qué factor me llama la atención a la hora de decidir ir a ver una obra y creo que ésta tiene un elenco atractivo”.

Reynolds comentó que Ludwika, de origen polaco, comprendió a la perfección el conflicto de Emma Solís, su personaje, que a pesar de ser estadounidense es considerada extranjera por el origen mexicano de sus padres.

“Ella entendió esa parte, de cómo hay un prejuicio a la hora de creer que tu apariencia define tu estatus, cuando lo que somos es una mezcla de cosas”.

Réquiem tendrá un temporada de un mes en La Teatrería, los fines de semana, y al mismo tiempo estará en gira por algunas plazas de la República.

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