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Venecia.— Los aplausos de la Sala Grande tras la proyección del documental en el que Emir Kusturica cuenta la vida del ex presidente uruguayo José Mujica fueron tan intensos y cálidos que hicieron saltar las lágrimas de ambos. Tal fue la emoción, que todas las entrevistas programadas para Kusturica tras la función tuvieron que ser pospuestas hasta el día siguiente pues el cineasta “estaba demasiado tocado”.

Y es que El Pepe, una vida suprema es el resultado de cuatro años de trabajo del director serbio que, según contó en la rueda de prensa anterior a la alfombra roja, encontró en Mujica algo excepcional: un hombre libre y congruente con lo que piensa y lo que hace. “Mi objetivo último y mi único sueño en la vida es ser libre y la definición de ser libre es mejor explicada al hacer un filme con Mujica porque eso es lo que he deseado toda mi vida, ser capaz de hacer las cosas en las que creo. En este mundo en el que se ha perdido la fe en todo me encontré con este hombre que renunció a su salario para dárselo a los más necesitados y no fue una pose sino un objetivo pues al final de su mandato redujo la pobreza de un 25 a un 9%”, cuenta el cineasta.

Kusturica dice que la primera señal de que tenía que hacer algo con El Pepe le llegó cuando estaba recostado en una cama de su hotel en Francia y recibió un mensaje en el que alguien le dijo: “Emir, ¿sabías que hay un presidente en Uruguay que conduce un tractor y sabe cómo arreglarlo?” Ahí fue cuando pensó: “ese es mi hombre, tengo que conocerlo”.

La primera vez que ambos se encontraron fue precisamente un día antes de que Mujica dejara el gobierno. “Fue un privilegio empezar a rodar la cinta el último día de mandato. Pude ver algo que nunca antes había atestiguado: alguien dejando el gobierno con la gente feliz y en lágrimas de agradecimiento. Cuando vienes de una parte de Europa (y del mundo en general) en donde la corrupción es lo habitual, no puedes dejar de escuchar a este hombre”, explica el doble ganador de la Palma de Oro.

Para Mujica, el cine no es su mundo y si aceptó hacer este proyecto es por su amigo Kusturica: “Los seres humanos nos comunicamos con palabras. Y yo prefiero el poder de las palabras al de las imágenes. Pero es verdad que también existen otras formas de comunicación más subliminales. Sentí mucha sintonía y una natural simpatía con Emir y me alegra haberlo conocido. Yo no soy ninguna actriz, soy un estrellado. Una vez me metí a tratar de arreglar el mundo y así nos fue así que sólo estoy aquí pura y exclusivamente por respeto a mi amigo. Mi mundo es otro. Ni mejor ni peor, otro”, expresa el presidente cuya bandera es la sencillez.

En entrevista, Mujica pidió a los mexicanos “ser pacientes con el nuevo gobierno porque el gobierno no puede solo, necesita de la ciudadanía para cambiar las cosas”.

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