El actor estadounidense tardó meses en reconocer en 2017 que padecía , pero ha dejado de negar esa enfermedad: su documental autobiográfico, "VAL", se estrenó este miércoles en Cannes y ofreció un inédito acceso a su estado de salud y su intimidad.

De la operación y el posterior tratamiento de quimioterapia y radioterapia le quedó un tubo de traqueotomía que le impide hablar con normalidad, pero el intérprete, estrella de "Top Gun" (1986) junto a , ya no se esconde.

El documental se apoya en las numerosas cintas de vídeo que grababa de pequeño con su familia y que luego hizo en sus rodajes. Testimonios del despertar de su carrera cinematográfica, que también tuvo etre sus hitos el biopic de (1991), o "Batman forever" (1995).

"La película responde a la pregunta de muchos cinéfilos de por qué ha dejado de hacer cine. Aporta una respuesta fuerte y emocionante. Es un filme sobre el cine y la familia", dijo de ella el delegado general del festival, Thierry Frémaux , en su proyección dentro de la nueva sección Cannes Première.

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"Ahora que tengo dificultades para expresarme, quiero contar mi historia más que nunca", admite el intérprete en su cinta, que en esa mezcla de imágenes del pasado y actuales captura su esencia sin vetar su fama de actor difícil y perfeccionista.

El documental está dirigido por Ting Poo y Leo Scoot, coproducido por sus hijos, Mercedes y Jack , y protagonizado también por ambos, porque ese legado audiovisual muestra desde cómo conoció a la madre de estos, la también actriz Joanne Whalley, hasta su divorcio.

Val Kilmer filma sus memorias y sus secuelas del cáncer
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Mercedes y Jack Kilmer. Foto: EFE

Todavía adolescente, Kilmer fue el primero en ser aceptado en la reputada escuela artística Juilliard de Nueva York y siempre había querido ser actor. Se ve a sí mismo como alguien "sensible e inteligente, con alma de payaso", y esa descripción es fiel a su retrato documental.

El público todavía asocia su imagen pública a esos filmes con los que se hizo famoso y a él no le importa beneficiarse económicamente de esa nostalgia.

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"Para mucha gente vender fotos de cuando hacías es tocar fondo, pero me permite encontrarme con mis fans. No me siento humillado", dice el actor, de 61 años y conocido también por su participación en "True Romance" ("Amor a quemarropa"), de 1993, o "Song to Song" (2017).

Kilmer admite que aunque el tubo de traqueotomía es lo primero que se percibe de él en la actualidad y le hace tener aspecto de enfermo terminal, no cree en la muerte y está convencido de que la enfermedad le ha cerrado puertas que "a lo mejor no eran oportunidades".

"VAL" enseña también que está dispuesto a endeudarse para sacar adelante proyectos en los que cree, como la obra teatral "Citizen Twain", y es ante todo el cumplimiento del deseo del autor de grabar desde hace años una película sobre la actuación.

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