Malabarismos, acrobacias, equilibrismo en cable flojo, así como diversos sketches son los ingredientes que componen el espectáculo circense de comedia visual “A capricho", que se presentará hoy en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

“Son actos que suceden uno tras otro en donde no hay necesariamente una dramaturgia o una trama construida, sino se va construyendo con la ayuda del público”, señaló en entrevista con EL UNIVERSAL, uno de los protagonistas Malcom Méndez.

Todos los actos estarán permeados con un velo cómico y de comunicación directa con el público, aseguró, quien junto con Valerio Vázquez integran la compañía La Gran Pompa, que celebra 18 años desde su creación.

Para estos artistas es complicado mantenerse con una ética de calidad “para no caer en chistes fáciles, no pensar que el público sea tonto, siempre partir de que la gente merece respeto”.

La gente que ve el show no necesariamente se va a reír a la primera, dijo, por lo que estos directores y autores de la función lo que buscan es estarlos sorprendiendo todo el tiempo.

Méndez compartió que sí les ha tocado convivir con público difícil, por lo que tratan de incorporarlos a la fiesta de la función.

“Generalmente hay gente que está seria, no necesariamente porque no lo esté disfrutando, muchas veces es porque está contenido, porque no está acostumbrado, le da pena, muchas veces ocurre eso en los teatros, que la gente a veces tiene la noción de que es un espectáculo cultural y hay que ser solemnes y estar atentos.

“Pero con nosotros es lo contrario, es romper esa solemnidad, romper la cuarta pared e invitar a que juegue y generalmente lo conseguimos por más serio que esté el público, no necesariamente tienen que reírse a carcajadas, pero hay gente que con que esboce una sonrisa, entendemos que está inmersa en la festividad del espectáculo”.

Vázquez mencionó que hay públicos que por las circunstancias del espacio donde se está dando la función, del día en que se está dando o la hora que tal vez no están tanto de humor para reír a carcajadas, pero sí sonríen.

Entonces lo que tratan es que toda la audiencia de ese momento simultáneamente logren una comunicación festiva, que todos estén en el mismo humor.

“No es necesario querer obligar al público a que se rían de lo que digo y cuando yo lo digo, sino escucharlos y reírnos todos juntos, sorprendernos todos juntos cuando la situación lo propicien”.

Ambos compartieron que “A capricho” habla sobre la amistad que existe entre dos payasos quienes se hacen bromas para hacer pasar un gran momento al público.

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