La guerra de las redes sociales, entre seguidores de Andrés Manuel López Obrador y defensores del presidente Enrique Peña Nieto, se trasladó ayer al salón de plenos de San Lázaro, cuando los diputados discutieron y aprobaron la reforma a la Ley del Fondo Nacional de Pensiones de los Trabajadores al Servicio del Estado (Pensionissste), que dejó de ser parte del ISSSTE para transformarse en una “empresa de participación estatal mayoritaria”. Los legisladores protagonizaron un folclórico debate en el que, más que discutir el contenido de la iniciativa, se centraron en las ofensas y descalificaciones mutuas.

Los ánimos se encendieron cuando el diputado de Morena Ariel Juárez espetó desde tribuna a los legisladores del PRI que impulsaban la iniciativa de Peña Nieto y les lanzó un puñado de monedas. “No tengan poca madre y no nos traicionen”, dijo en un mensaje que atribuyó a los trabajadores del STUNAM que ayer sitiaron el Palacio de San Lázaro para protestar contra la reforma. Los priístas acusaron falta de argumentos y se dijeron ofendidos “por el lenguaje soez y vulgar” de Juárez. Fue entonces cuando el diputado del PRI, Omar Bernardino, descalificó a los legisladores de Morena, a los que se refirió como pejezombies, tal como llaman en las redes sociales a los seguidores de López Obrador.

“No podemos permitir este vocabulario vulgar, que acostumbran la gente allegada al Peje, los pejezombies”, dijo el diputado Bernardino entre gritos de aprobación y aplausos de sus compañeros priístas. De la bancada de Morena salió encarrerado Ariel Juárez, quien fue directo a las curules del PRI para encarar a Bernardino. Hubo gritos, jaloneos y empujones entre priístas y perredistas, y el debate en el recinto parlamentario parecía por momentos uno de esos foros de internet donde suelen ofenderse y denigrarse, con más adjetivos que argumentos, los mencionados pejezombies y los llamados peñabots.

Perdido en el folclor de los diputados, quedó el fondo del debate sobre la reforma al Pensionissste: el temor de los trabajadores al servicio del Estado de que, al convertirlo en una empresa independiente del ISSSTE y meterlo al mismo esquema de competencia de las Afores privadas, se pongan en riesgo los ahorros de los trabajadores. Ese fue el argumento de las bancadas de Morena, MC y PRD que votaron contra la reforma (116 votos en contra), mientras la defensa del PRI y del PAN, que la aprobaron con el PVEM y Panal (343 votos a favor) es que el nuevo esquema, de empresa “estatal mayoritaria” no pone en riesgo en ningún momento las pensiones ni los ahorros de los trabajadores al servicio del Estado y por el contrario, les da mayor certidumbre y evita las pérdidas de hasta 40% en sus fondos, como las que registró Pensionissste en los últimos años al no poder competir con el resto de las Afores.

Por ahora, la iniciativa pasa al Senado, donde el debate seguirá, aunque se prevé la misma aprobación en fast track con una mayoría PRI-PAN-PVEM, con el rechazo del PRD, Morena y el PT. Está claro que la orden de Los Pinos fue aprobar la reforma al Pensionissste antes de cerrar el periodo ordinario por vacaciones y evitar así una guerra política como la que ayer se vio en San Lázaro entre los peñabots del PRI y los pejezombies de Morena.

NOTAS INDISCRETAS… Cinco cartas analiza el CEN del PRI para la sucesión de Quintana Roo, aunque el gobernador Roberto Borge quisiera que sólo fueran cuatro. Los alcaldes de Solidaridad, Mauricio Góngora; de Cancún, Paul Carrillo; el novel diputado José Luis Toledo (3 meses en el cargo), el subsecretario de Turismo, Carlos Joaquín, y el líder estatal del PRI, Raymundo King. El pleito de Borge con Carlos Joaquín lo ha llevado a impulsar a Góngora y al joven Toledo, mientras Carrillo trae la medalla de recuperar Cancún para el PRI, en una campaña coordinada por King. Cada aspirante tiene su historia: a Carlos Joaquín, medio hermano del secretario de Energía y ex gobernador, Pedro Joaquín, lo señalan por coquetear con una alianza PAN-PRD en 2010, cuando perdió la candidatura contra Borge; Toledo es un delfín con poca experiencia cuyo mérito mayor es ser amigo del gobernador, mientras a Góngora lo ligan al ex gobernador Félix González Canto, que dejó una deuda histórica al estado. King, por su parte, presume haber coordinado la campaña de Borge y haber logrado cercanía con Manlio Fabio en la legislatura pasada en San Lázaro, donde se aprobaron las reformas peñistas. ¿Quién será el elegido?... Paran los dados. Otra Serpiente.

sgarciasoto@hotmail.com

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