Cuando fui embajador de México en Cuba tuve una relación cordial con Fidel Castro Ruz, llegué a la isla con la esperanza de mantener la relación entre ambos países. Esa fue la indicación del ex presidente Vicente Fox.

Sin embargo, a pesar de las instrucciones muy claras del Ejecutivo de mejorar la relación y ampliar el comercio, no fue así. El hecho real venía con otro proyecto y no con el planteamiento de Fox. Lo que quería el canciller mexicano, Jorge Castañeda, era romper toda relación con Cuba y eso marcó mi gestión.

Al final de cuentas, ese fue el momento en el que se deterioró la relación México-Cuba. El “comes y te vas” y otras cosas fueron lo que terminaron por romper lo que se quería construir con la isla y hasta la fecha no se recobra.

La prueba es que La Habana no buscó al país cuando intentó restablecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Desde que Raúl Castro, hermano del comandante Fidel, tomó la decisión de abrirse con Washington, fue una forma de sobrevivir al modelo cubano. La isla tenía que, desesperadamente, encontrar una opción y los vietnamitas recomendaron a Raúl que buscara un acuerdo con Estados Unidos como el que ellos tenían, un modelo de economía de mercado con créditos internacionales.

La propuesta vietnamita convenció a Raúl y fue que en ese contexto comenzó la negociación, pero cuando avanzó el proceso entre Cuba-Estados Unidos, Fidel sintió que esas negociaciones estaban en contra de su modelo político, estaba en contra de su legado. Se opuso a ello y comenzó la rebelión con lo que hacía su hermano Raúl.

Viene un periodo de mucha inestabilidad. Con la muerte de Fidel Castro es seguro que haya un replanteamiento a fondo, tratando de impulsar reformas. En esa transición de Raúl en el poder, ya sin la figura de Fidel, viene un periodo para la isla de mucha inestabilidad, sin duda.

Se avecina pues para la isla un futuro conflictivo. Van a tener que decidir, ya no tienen aliados, se acabaron.

Fidel Castro estaba en contra de la ruta que quería seguir su hermano y ahora La Habana tendrá que enfrentar su realidad con Raúl y una realidad cruda sin Fidel.

Hay sin duda una crisis política profunda que se avecina para los cubanos.

A nivel internacional la expectativa de la transformación del país se mantiene, los ojos de todo el mundo están enfocados en Cuba, puesto que el problema sin Fidel es interno y no externo.

Hay de dos: o se defiende el legado de Fidel o se abren al mundo.

Entre Estados Unidos y Cuba está claro, ya lo dijo Donald Trump: “Murió un dictador”, y ahora el presidente electo de Estados Unidos, sin Fidel, va a presionar y tratar de obligar a la isla a una especie de capitulación que implica un proceso interno.

A partir de hoy Cuba tiene dos opciones, estar abierta a la conciliación o puede haber una confrontación. Son los dos escenarios.

Embajador de México en Cuba durante el gobierno de Vicente Fox

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