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Alfredo del Mazo Maza tiene todo para ganar la elección del 4 de junio en el Estado de México. Por el instrumental del que dispone, puede augurarse su victoria, más allá de lo que digan ahora las encuestas respecto de un empate técnico con la candidata de Morena, y la previsible protesta poselectoral que, con su mesías, Andrés Manuel López Obrador, estará siempre en disposición de desencadenar o secundar.
La premisa fundamental de este escenario es que el PRI detenta el poder desde hace casi un siglo. A través del tiempo, se ha recreado en el Estado de México como en las demás entidades de la República con base en todos los recursos a su alcance. Esta vez no será la excepción.
O incluso, quizá sí, considerando los factores políticos, familiares y grupales, tantas veces referidos en la lluvia de análisis que se han hecho sobre la situación y perspectiva político-electoral mexiquense.
En el pasado reciente el PRI se mantuvo en todo el país con base en la estructura organizacional horizontal y vertical; regional y sectorial; una ideología, un discurso, un programa, el presupuesto y todos los instrumentos que ofrece el ejercicio del poder. Y esta vez no será distinto. No tiene por qué serlo. No lo ha sido, no lo sería y no lo será para ninguna otra organización que quiera tener continuidad.
Por lo que respecta al partido dominante, la apelación a esos instrumentos se duplicará y se multiplicará, con especial énfasis en los últimos bajo la premisa de ganar a todo costo. No es ilegítimo. Si incurre en alguna ilegalidad, serán las autoridades correspondientes las que, con imparcialidad, deben determinarlo.
En el México de hoy, la conquista del poder, como nunca, está sujeta al uso de recursos materiales y económicos. No es insensato aventurar la hipótesis de que éstos, en el mercado de la política, puede ser adquirido por quien tenga la mayor capacidad de compra. La peor degradación, inadmisible por donde se la vea, es que en esa puja entre el dinero negro. Evitar esto es, sin lugar a duda, el mayor desafío de los órganos electorales.
Las tácticas de ayer y de hoy para generar consenso, cooptar voluntades y ganar elecciones, no son exclusivas de ningún partido. Es natural que traten de aprovechar las ventajas que tienen desde el ejercicio de los cargos públicos. Si en momentos comiciales se echan en cara algunos abusos, es porque, quienes hacen ésto, se ven imposibilitados para cometerlos, no por el apego a la legalidad que proclaman.
Con ofrecimientos de cambios radicales, soluciones de fondo, definitivas, a problemas sociales muchas veces ancestrales, actores políticos y entidades partidistas han dado carta de naturalización a usos que poco tienen que ver con la verdadera democracia.
Sus tácticas de acceso a los cargos de mando son para el momento. Se reducen a mera propaganda. La “democracia” con la que se llenan la boca es efímera, de un instante, el de las urnas.
Con el correr de los años, el discurso se ha gastado; las palabras perdieron soporte y sustancia. La falta recurrente en el cumplimiento de las promesas de los candidatos a puestos electivos, e incluso su contumacia, marca la desnaturalización política extrema que México está experimentando.
Pero no por eso la disputa del poder se detiene. Se realiza con los medios al alcance. La nobleza de la política ha sucumbido a la rudeza del interés crematístico. Y en ese sentido, indiscutiblemente, Alfredo del Mazo Maza cuenta con ventajas definitivas que serán definitorias en su previsible victoria.
Porque en contraste, la panista Josefina Vázquez Mota no puede deshacerse del lastre que la aplasta de haber recibido dinero indebidamente y de negociar su candidatura para ganar perdiendo, y porque Delfina Gómez necesita más, pero mucho más que “identificarse con el pueblo” para gobernar el Estado de México.
En ese escenario, incluso, ellas ya no son las contrincantes a vencer. Por la ubicación que le dan las encuestas, el desempeño que ha tenido en su campaña y el consenso que personalmente ha generado, todo indica que el perredista Juan Zepeda estará en la recta final.
SOTTO VOCE… Miguel Ángel Mancera tendrá, durante los próximos doce meses, una formidable plataforma en la Conago para tratar de cristalizar sus aspiraciones como candidato a la Presidencia en 2018… Cada día, crece el rumor de que se podría iniciar una profunda investigación contra Mario López Valdez, quien se pasea y placea cínicamente en su Mazeratti por las calles de San Diego, adquirido con el producto de su “trabajo y ahorros”; Roberto Sandoval Castañeda, por lo que pueda seguir declarando su ex fiscal, Édgar Veytia ante autoridades federales en Estados Unidos, y Gabino Cué, quien cobardemente se va al autoexilio después de haber dejado un desastre financiero en Oaxaca, producto de su desfalco… Enrique de la Madrid, secretario de Turismo, empieza a “moverse” discreta, pero abiertamente, por lo que “pudiera ofrecerse”… El doctor Enrique Graue se halla en la línea correcta de que la UNAM proponga soluciones a los grandes desafíos de la Nación. Es una institución con capacidad y autoridad incuestionables para hacerlo.
ombeluniversal@gmail.com @mariobeteta