La obsesividad y necedad; el egoísmo y la arrogancia de Andrés Manuel López Obrador, improntas de una personalidad que reflejan una aguda patología por el poder, lo están llevando a destruir el “prestigio” del que tanto se ufana a cada momento con base en la honestidad que refiere de sí mismo, con el cúmulo de desprestigios probados y ostensibles de políticos de cualquier signo.
Con tal de ganar todos los respaldos posibles a sus aspiraciones, al ex jefe de Gobierno del Distrito Federal no le importa mantener un proceso de agregación continua y perniciosa de cuanto actor o ex actor público desacreditado y cuestionado toque a su puerta. O mejor aún, su interés.
Citar nombres de la caterva de cínicos, ladrones, acomodaticios y oportunistas que AMLO ha estado sumando a su “causa”, que se reduce al poder por el poder y al dinero, sería inacabable. Los que pecaron por doquier y que pretenden hacer creer que se “redimieron” por avalar sus excesos, son muchos. Son de todos conocidos. Y obviamente, son repudiados.
Pero el caso que más podría preocupar es el de Marcelo Ebrard, “su carnal”, como él mismo lo ha llamado, y en cuya relación podrían estar una miríada de faltas, cubiertas y encubiertas por eventuales complicidades.
Ciertamente, al fallido aspirante presidencial en dos ocasiones no se le han demostrado corruptelas de manera directa. En buena medida, eso es lo que vende como seguro candidato presidencial por tercera vez.
Pero Ebrard ha estado y sigue bajo sospecha de haber cometido un fraude colosal con la construcción de la Línea 12 del Metro, la Línea Dorada con la que acarició su sueño dorado de ser presidente. Mario Delgado, su ex secretario de Finanzas (su “hermanito del alma”), no es ajeno a las acusaciones contenidas en ese atraco.
Se pruebe o no; se haga pública su culpabilidad o no; se los lleve ante la justicia o no por ese caso, que causó un enorme daño a las finanzas del gobierno y un perjuicio inimaginable a millones de usuarios de ese servicio de transporte por el viacrucis que pasaron mientras lo hacían funcionar y que ahora cuesta casi 200 millones al año para mantenerlo en condiciones “seguras” de operación, se los seguirá señalando socialmente con índice de fuego como sus principales artífices.
¿Es con esas joyitas, entre otras muchas, con la que nos va a obsequiar el dueño de Morena próximamente? ¿Es con esos funestos personajes, como MEC, que ya se sentía despachando en Palacio Nacional, con quien llevaría a cabo el proceso de transformación que ofrece? ¿Es con los desechos que está recogiendo por aquí y por allá, con los que va a reconstruir el país?
En esa línea, su marca política, que hoy es Movimiento Regeneración Nacional (Morena), puede y debe llamarse propiamente Movimiento de Destrucción Nacional (Modena). Y si esto es ostensible y quiere hacerlo con Ebrard y con otros reconocidos impresentables, lo menos que procede colectivamente, es evitarlo.
Está fundado y ampliamente probado que los desleales, mentirosos, abusivos, cobardes, son incorregibles. ¡Ay! de quien crea que tienen alguna capacidad de arrepentimiento y de enmienda. Son los mismos siempre. En todos lados. Su habilidad máxima para mantener su actitud y conservar sus intereses, es el disfraz, el engaño. A todos sobra la zalamería. Son maestros en fingimiento.
En los últimos días, se ha hablado de la posible incorporación al grupo de AMLO de un personaje clave en la recaudación de fondos, la campaña y el triunfo de Vicente Fox en el 2000. Pero Lino Korrodi dice que no ha formalizado nada con él. Asegura que hoy no podría reeditar la historia de la agrupación “Amigos de Fox” porque ya no tiene poder.
Pese a eso, el interés de AMLO en que el tamaulipeco sea parte de sus epígonos, es manifiesto. Sintiéndose diosecillo terrenal, lo “perdonó” con el argumento de que todos merecen una segunda oportunidad. ¿Actuaría en la misma actitud con cuantos lo detractaron, persiguieron, acusaron, señalaron para que en 2006 y 2012, como fuere, impedir que se convirtiera en el primer presidente de izquierda?
El fardo que el ex dirigente del PRD se ha echado a la espalda es demasiado pesado. No se puede llegar muy lejos cargando tantos desprestigios, por más que se goce de personal reputación. Cuando el interés de muchos rodea, cerca y somete el desinterés y los buenos propósitos de uno, termina por anularlos.
En esa perspectiva está y se interna AMLO cada día más. Con el cascajo político que recoge con tal de hacerse de la Presidencia, lo único que pone en perspectiva es una nueva etapa de hurto, cinismo, exceso e impunidad de los mismos, que se esconderán en el reconocimiento innegable que él tiene.
SOTTO VOCE… “¡Puro Sinaloa!”, es la calidad, el sello y el espíritu de los sinaloenses que identificará y acompañará como marca todos sus productos y servicios en el país y el extranjero, presentada por el gobernador Quirino Ordaz Coppel y apoyada por sus paisanos más conspicuos… El hundimiento en el Paso Express de Cuernavaca que costó la vida a dos personas, debería servir para iniciar una exhaustiva investigación a fin de determinar qué empresas extranjeras incumplen los rígidos requisitos y normas que se les obliga a observar en todos los países, pero que aquí pasan por alto con trampas o información falsa. Las que sean responsables, merecen un castigo extremo. Deben ser obligadas a pagar indemnizaciones multimillonarias a los afectados por su deshonestidad. Este fenómeno no sólo se da en el ámbito de la construcción, si no que ha permeado a otros, como el de las telecomunicaciones, con la mexicana Tecnoradio como muy lamentable ejemplo...
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@mariobeteta