El pasado domingo electoral (quizá fue un compló porque el estudio es de enero) el diario The Independent, de Gran Bretaña, publicó en su sitio web una nota de los países más corruptos del “mundo desarrollado”.

El diario consideró a los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), a la que México pertenece, y tomando la calificación sobre percepción de la corrupción de Transparencia Internacional, nos declaró el número uno.

Pero esto no fue, según Francisco Labastida López Obrador, la razón por la que el PRI perdió siete gubernaturas ese día. No, querido lector, ¡de ninguna manera! Fue la iniciativa que presentó el presidente Enrique Peña Nieto para legalizar el matrimonio entre dos personas, punto.

Parece chiste, pero no lo es. Labastida, quien fue secretario de Gobernación en 98-99 (quiero pensar que el país cambia un poco en tres lustros y dos años), incluso se atrevió a decirle a Pepe Cárdenas algo más al sostener esta hipótesis increíble:

—Si yo hubiera sido el secretario, porque yo fui secretario, si a mí me hubiera pedido el presidente que firmara algo de eso, hubiera preferido presentar mi renuncia.

¿Quién diría que Labastida, quien le pidió a nadie menos que a Juan Gabriel —¿alguien duda que es un ícono gay?— fuera el autor y cantante de su canción de campaña Ni Temo, ni Chente, para la Presidencia en el 2000, resultaría ser un homófobo de clóset? Oh, Dios.

—¿Este fue un factor decisivo en las elecciones? —le preguntó Pepe Cárdenas poco después.

—Decisivo, fundamental. Tengo las encuestas (electorales) que se habían hecho de los precandidatos desde enero, y tres semanas antes (de las elecciones) en varios de los estados el PRI estaba arriba.

Ya ve que las encuestas, en estas elecciones, resultaron un exitazo.

En fin. ¿Le cabe alguna duda que la derrota es huérfana? Fue el matrimonio igualitario, no la corrupción, la impunidad, la inseguridad, los malos gobiernos, el endeudamiento, la pobreza, la desigualdad, la guerra contra el narco. ¿En serio?

La Iglesia insiste en que las uniones de personas del mismo sexo no deben llamarse “matrimonio”. Que tengan derechos, dicen, incluso iguales, pero que se les llame diferente. Como si una rosa bajo cualquier otro nombre no fuera una rosa. ¿Y si mejor eliminamos del todo el “matrimonio” y a todo le llamamos “unión civil”.

Ahora, no dudo que la iniciativa presidencial que avala el matrimonio igualitario, en ciertos estados conservadores, como Aguascalientes, influyó. Veamos ese caso y otros de estados que perdió el PRI.

En Aguascalientes, la candidata priísta que perdió, además por poco margen, Lorena Martínez, incluso marcó su distancia —¡con todo y la institucionalidad del partido al que pertenece!— de la iniciativa presidencial y el ganador, Martín Orozco Sandoval, dijo, ya pasada la elección, que la iniciativa, “le vino del cielo”.

Ahora, en campaña, dijeron prácticamente lo mismo. Revisé las declaraciones textuales y son casi idénticas. Ambos se declararon respetuosos de la resolución de la SCJN en el sentido de que tenían derecho. Orozco Sandoval dijo, sutil: “No es algo que yo promueva”. Martínez dijo algo más duro: “De manera personal estoy en contra”.

(A la Iglesia católica, por cierto, no le provocó la misma reacción la confesión grabada de las posibles “amigas” del ahora gobernador electo y como, porque están “bien atendidas”, no hablarían con los medios y en la que dijo que tenía buena relación con los mochos).

En Veracruz no encontré postura a favor ni en contra del ganador, Miguel Ángel Yunes. Ni una. Su campaña se concentró más bien en denunciar la corrupción en la gestión de Javier Duarte.

Héctor Yunes, quien fuera candidato del PRI, declaró: “Tengo absoluto respeto a la diversidad sexual, no sólo la respeto, dentro de mi comité de campaña tengo una coordinación específicamente de diversidad sexual, siempre he pugnado por una sociedad de respeto y defiendo el derecho de cada persona a buscar el camino de su felicidad y de su plenitud, siempre y cuando no se afecte a terceros... prefiero las sociedades de convivencia. Tengo absoluto respeto por la diversidad sexual”.

O sea, en mi lectura, hasta Yunes (Héctor) fue aún más conservador. ¿Qué es eso de que “no afecte a terceros”? ¿Se refiere a adopción? ¿En qué sentido afecta a un tercero que dos se amen? Digo, suponiendo que no hablemos de un triángulo amoroso, que se da en todo tipo de parejas.

En Chihuahua, en abril pasado, durante un evento de Javier Corral en Ciudad Juárez, un representante de la comunidad lésbico gay subió al templete con una pancarta con la leyenda: “Adopción para parejas del mismo sexo como en CDMX.

¡Alianza Ciudadana!”.

Ante esto, Corral dijo que había sido un acto sembrado y declaró:

--Es falso que propuestas como el de la lona (…) sea un compromiso de la Alianza, porque simplemente en esto no estamos de acuerdo... Nunca se incorporó a la agenda común los matrimonios gay o la adopción por estas uniones. La posición del PAN al respecto es ampliamente conocida.

Posteriormente declaró estar “a favor de las sociedades de convivencia, y considero que las uniones de personas de un mismo sexo deben contar con la protección y respeto del Estado”.

Enrique Serrano, candidato del PRI dijo estar a favor de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación “sobre las uniones personales del mismo sexo...la ley es impersonal, debe proteger por igual a todos”. Con lo que no está de acuerdo es en cuanto a la adopción.

En Durango, José Rosas Aispuro, candidato a gobernador de la alianza PAN-PRD, quien ganó, se declaró a favor de las sociedades de convivencia (ojo con el término: no matrimonio)

En el mismo tenor estaba, Esteban Villegas, del PRI. A favor de todos los derechos pero: “sobre la exigencia de llamar matrimonio a la unión entre personas del mismo sexo, creo que es un debate que más allá de la lucha de sus derechos.”

¿Hubo alguna diferencia?

En Puebla, el candidato del PAN, Tony Gali declaró estar “a favor de la tolerancia y las libertades que consagra nuestra constitución y leyes del país. Yo nací y crecí en familias constituidas por un hombre y una mujer que procrearon hijos, pero entiendo y respeto la preferencia sexual y las nuevas formas de convivencia social y familiar de los demás”.

Blanca Alcalá, candidata del PRI, desde el momento en que se dio a conocer la iniciativa presidencial esquivó el tema:

--Vamos a esperar a que se termine la discusión, pero esto habla de la tolerancia que la sociedad debe tener, por lo que no es una opinión de Blanca, sino es algo de responsabilidad social.

¿Le habrá costado esta evasiva del tamaño del mundo?

En Quintana Roo el candidato ganador, Carlos Joaquín, de la alianza PAN-PRD, fue quien más claramente manifestó su apoyo a este tipo de matrimonios: “Estoy a favor de que se respeten los derechos de las personas y políticas que combatan la discriminación (...) Estado está obligado a adoptar se marco legal garantizando los derechos civiles y eliminar exclusiones a partir de preferencias sexuales”.

Mauricio Góngora, abanderado del PRI dijo que Quintana Roo “es un Estado en el que la diversidad es aceptada”. Punto.

En Tamaulipas, Francisco Javier Cabeza de Vaca, candidato del PAN, declaró:

--Estoy a favor de la institución de la familia tradicional, sin embargo, somos respetuosos de las libertades de las personas que deseen hacerlo.

Baltazar Hinojosa, del PRI, quien perdió, siempre esquivó el tema. Punto. Este y el #3de3 que dijo que presentaría si ganaba.

Sólo así.

A menos de un mes para cumplir el primer aniversario luctuoso de Jacobo Zabludovsky, el 2 de julio, se edita el libro “24 horas con Jacobo Zabludovsky”, de Editorial Diana. Con el prólogo de Miguel Alemán Velasco, en sus 238 páginas contiene los testimonios de 54 colaboradores cercanos a él, como Lolita Ayala, Laura Padilla, Gregorio Meraz, Fernando Schwartz, Valentina Alazraki, Joaquín López Dóriga, Ana Cristina Peláez, Jaime Maussan, entre otros. Fue coordinado por Philippe Bac.

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