La venganza es un plato que se sirve… en caliente

Rigo se hunde con todo y salvavidas. El delegado en Tláhuac compareció cuatro horas y pico ante la Asamblea Legislativa con la maldición echada de antemano. El próximo martes 22 de agosto, los diputados locales (PRD, PRI, Verde y Panal) probablemente votarán y aprobarán su destitución como jefe de la demarcación porque no garantiza la gobernabilidad ni la seguridad y porque recibió financiamiento de particulares para su campaña que pagó con contratos a favor de esos benefactores, incluido un bar para regocijo de El Ojos.

Rigo habrá de enfrentar el rigor de la ley; pagará cuentas pendientes por su sometimiento al siniestro Ojos y su banda delictiva (no dije “cártel”, porque no hay de eso por acá, según el doctor Miguel Ángel Mancera).

Sin embargo, Rigoberto Salgado Vázquez no es el actor protagónico en la trama de este drama. Es apenas un actor de reparto; el eslabón más débil de una larga cadena de corrupción que le revienta en la cara a Andrés Manuel López Obrador.

Los ensalmos beatíficos de El Peje resultan insuficientes para impedir el daño. El pozo del agua purificadora está seco, en este espinoso caso.

El socavón abierto, tras el operativo federal que abatió a Felipe de Jesús Pérez Luna y compinches, compinchísimos, es más profundo y escandaloso que el provocado por Eva Cadena, aquella “candidota” a gobernar Las Choapas, Veracruz, quien devoró una manzana podrida de billetes para AMLO y su Morena y terminó expulsada del paraíso tropical.

El escándalo de Salgado es un dardo envenenado, directo al corazón del proyecto lopezobradorista para apoderarse de la Ciudad de México y, desde luego, a su aspiración presidencial, cimentada en la “honestidad valiente”.

Rigoberto Salgado no es Eva Cadena. El lugar que podría dejar vacante en Tláhuac, bastión capitalino de Morena, es importante en función de su papel de autoridad y, sobre todo, de los vínculos políticos con personajes cercanísimos a López Obrador, como Claudia Sheinbaum, quien, según los bien informados, es la delfina del tabasqueño para arrebatar al PRD y a Alejandra Barrales el gobierno de la CDMX.

El poder expansivo de la narco-bomba que explotó hace dos semanas tiene alcances insospechados; es demoledor. Por eso no es extraño que el PRD de Mancera y Los Chuchos operen con prestancia y eficacia todo el mecanismo legal y político para defenestrar al funcionario y, sobre todo, dejar muy clara la magnitud de las trampas y crímenes del funcionario “en capilla”.

El Frente Anti-AMLO tiene precisamente los ojos como platos. Bien abiertos, tanto como nosotros, pendientes para ver hasta dónde llegan las investigaciones que podrían involucrar a mandos policiacos, que al parecer estaban en la nómina de El Ojos para brindarle servicios de protección e impunidad.

Tampoco debería sorprendernos que el gobierno de Mancera esté actuando en mancuerna con el gobierno federal para destapar la cloaca tlahuica.

Pero tampoco debemos confundirnos e inventar un “compló”, como suele decir el clásico tabasqueño. La estrategia policiaca para detectar las redes de corrupción que involucran a Rigo con El Ojos, no es un simple invento político. Salgado no es un “prietito en el arroz”, es un espécimen gordo, de cola larga (recuerde que en noviembre de 2004 Rigo era jefe de la Policía de Tláhuac cuando lincharon y quemaron vivos a dos agentes federales y él nada hizo para impedirlo, hecho que por cierto le costó la chamba, y también a Marcelo Ebrard).

El daño a la figura de Andrés Manuel no se ancla en invenciones, difamaciones, celadas ni trampas, como alega su rebaño de ovejas.

EL MONJE MALPENSADO: Alguien de la Casa Blanca filtró al periódico The Washington Post aquella vieja llamada telefónica entre los presidentes de México y Estados Unidos, hace seis meses, y alborotó el gallinero, de aquí y allá. La transcripción de la conversación, que duró casi una hora, es carroña para los buitres. Revela que Trump, sobradito, intentó humillar a Peña. El mexicano se puso firme y aguantó metralla, basta leer lo publicado. Quienes hoy se cuelgan de algo que quieren convertir en escándalo juegan al oportunismo. Peña puede ser criticado por muchas cosas, pero este no es el caso, se lo digo objetivamente. Sólo recordemos que luego de aquella llamada el presidente de México canceló su viaje a Washington en protesta por la actitud beligerante del mandatario vecino. Siendo mal pensados, no es casual que la filtración de la llamada aparezca en víspera del inicio de renegociaciones del TLC. O bien, para mal, no es disparatado imaginar que el enemigo de Trump es un topo dentro de la Casa Blanca, y que lejos de fortalecer la arrogancia de Trump, lo debilita. ¿O usted cómo la ve?

@JoseCardenas1 josecardenas@mac.com www.josecardenas.com

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