Roberto Borge Angulo dejó la gubernatura de Quintana Roo en medio de todas las acusaciones de corrupción imaginables. Desvíos de dinero, endeudamiento, la creación de una clase empresarial de prestanombres que se quedaron con todo, invasión de terrenos, abusos de poder… falta espacio para relatarlas todas.

Para el 25 de septiembre del año pasado ya ni se presentó a la toma de posesión de su sucesor, el actual mandatario Carlos Joaquín González, quien había renunciado al PRI unos meses antes, peleado con Borge, y terminó imponiéndose en las elecciones postulado por la alianza que encabezaron PAN y PRD.

Habiendo perdido la elección, golpeado en su fama pública por la cascada de señalamientos en su contra que empaparon a los medios de comunicación, Roberto Borge Angulo desapareció de la escena pública.

En el imaginario público entró en la terna de la corrupción con el veracruzano Javier Duarte y el chihuahuense César Duarte. Y los tres se esfumaron. Por eso su paradero despertó desde entonces un enorme interés público.

Un mes después, a finales de octubre, Roberto Borge estuvo primero en Orlando, Florida (en el hotel Four Seasons de Walt Disney World), y asistiendo a la Serie Mundial de Béisbol de las Grandes Ligas entre los cachorros de Chicago y los indios de Cleveland.

Parece que tiene como base Miami, Florida. Ahí pasó su cumpleaños 37 en la recta final de diciembre. Y apenas hace un par de días circuló en redes sociales una fotografía suya en una de las primeras filas de un partido del taquillero equipo de básquetbol Miami Heat en la American Airlines Arena de esa capital del sur floridano.

La imagen encendió las redes. Mientras hay ejecuciones en Playa del Carmen, ahí aparecía feliz Roberto Borge. Mientras hay balaceras en Cancún, ahí estaba derrochando Roberto Borge. Mientras el estado que gobernó enfrenta angustias financieras, ahí está Borge gastándose cientos de dólares en viajes y eventos.

Pero para mala suerte de la irritación pública, Roberto Borge está en todo su derecho: no hay una orden de aprehensión en su contra, ninguna autoridad lo ha llamado a cuentas, no ha faltado a cita judicial alguna, es un ciudadano con capacidad de ejercer su vida privada, viajar a donde quiera, gastar su dinero en lo que le dé la gana porque hasta ahora la administración de Carlos Joaquín González y la Procuraduría General de la República que comanda Raúl Cervantes no han sido capaces de perseguirlo, o no han querido.

Así que los corajes, los enojos, los tuitazos y facebookazos habría que redirigirlos hacia los que tienen la responsabilidad en sus manos.

SACIAMORBOS. Se pasó para ayer en la tarde-noche la reunión entre el Presidente y el gobernador de su tierra para intentar definir al candidato del PRI para la elección más importante de este año. ¿Habrán visto el humo blanco los tricolores? Del lado panista-perredista la posibilidad de una alianza está muerta, cosa que tiene al PRI en estado de fiesta.

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