Hoy la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidirá uno de los pocos casos sobrevivientes contra el documental Presunto Culpable. Han pasado años desde que la película rompió el récord de audiencia para el género de documental en salas de cine cuando por una decisión judicial, fue retirada de las pantallas.

Todo empezó cuando recibimos la llamada de Antonio Zúñiga, un hombre inocente, preso en el Reclusorio Oriente, con una sentencia de 20 años de cárcel. Lo escuchamos. Investigamos a fondo todo lo que nos dijo. Descubrimos que su abogado había falsificado su cédula profesional. Y a partir de ese trampolín filmamos la reposición de su juicio. Con ése material videográfico construimos un relato en que le mostramos a un país y al mundo por qué los juicios penales urgían ser reformados. En diciembre del 2013 la encuestadora Parametría informó que 36% de los mexicanos habían visto la película.

El caso ante la Corte proviene de una demanda civil por daño moral, presentada en un juzgado de la Ciudad de México por el testigo que acusó a Zúñiga. En su demanda alegó que nuestra película le causó daño moral. La sentencia de primera instancia nos fue favorable. También la de segunda. También la de amparo. Este litigio es lo poco que queda pendiente de la lluvia de demandas presentadas contra el documental. Estamos en la revisión de la revisión de la revisión de la revisión de nuestro actuar:

Y la versión pública del proyecto de sentencia dice aproximadamente esto: El solicitante hizo una imputación en contra del acusado, Antonio Zúñiga, que fue determinante para la condena a pena de prisión. Posteriormente esa declaración fue desestimada porque al solicitante no le constaba que el acusado hubiese privado de la vida a la víctima. Sus declaraciones fueron incluidas en la película “Presunto Culpable”. Fue constitucionalmente correcto que el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito estableciera que el solicitante, en tanto testigo de cargo en un procedimiento penal, debe ser considerado como una persona privada con proyección pública, puesto que la investigación, persecución y sanción penal de los hechos constitutivos de delito cuentan con un notable interés público.

La revisión judicial, mediática, política, ética, nacional e internacional del caso de Presunto Culpable ha sido exhaustiva y hoy ha llegado a la más alta autoridad judicial de nuestro país. El proyecto se refiere no sólo a nuestro actuar como documentalistas, sino, principalmente, promete contribuir a la sensatez de los procesos de la justicia en México.

Nuestra película dotó de imágenes a una reforma constitucional atorada desde el 2008 en su misión de reformar el proceso penal. Ante la censura del documental, el entonces Secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, anunció que el gobierno lanzaría una iniciativa de Código de Procedimientos Penales, reforma que fue ampliada durante el gobierno de Peña Nieto: En el 2014, se cristalizó la discusión con la aprobación de un Código Nacional de Procedimientos Penales, que borró una treintena de códigos estatales de enjuiciamiento criminal. En los debates legislativos nuestra película fue citada varias veces.

Los resultados son no sólo palabras legislativas. En los lugares donde se han instalado los juicios orales, los propios presos acusados y sentenciados reportan que los jueces hoy sí están presentes, cuando antes no. Que las audiencias son videograbadas, cuando antes se dictaban palabra por palabra. Que las acusaciones y las sentencias son más claras, cuando antes no se entendían. Y lo más importante, que hay más culpables y menos inocentes presos.

Hay tareas pendientes. En la mayoría de los estados del país, los ministerios públicos y policías son igual de deficientes que hace 30 años. Una golondrina no hace primavera. Un documental como Presunto Culpable es insuficiente. La claridad con la que la Corte decida el día de hoy es determinante para aclarar los límites de nuestro actuar como cineastas, periodistas, y observadores de la realidad.

Un dibujo que circula en redes sociales pone de relieve la pobreza de la visión que los mexicanos mantienen aún sobre los procesos de la justicia. En él aparece una rata, un policía y una mujer vendada que en lugar de sostener una balanza sostiene una red agujerada. El policía recoge a la rata, la deposita en la red agujerada. Enseguida ésta escapa, para que el policía la vuelva atrapar.

En México desconocemos que ser detenido por la policía no nos vuelve culpables. En México desconocemos que juzgar no equivale a punir. En México desconocemos que delinquir no nos define como personas. Hay personas que delinquen, no delincuentes. Como escribió Bryan Stevenson, somos mucho más que lo peor que hayamos hecho en la vida. Y por último, en México desconocemos que según al Rule of Law Index publicado por The World Justice Project, tenemos uno de los sistemas penales más ineficaces del mundo. De 113 países, México está en el lugar 108.

Tener una justicia mejor depende de la interacción entre un periodismo de investigación profundo y un gobierno que responda positivamente ante el cuestionamiento. Y que podamos ejercer el periodismo y hacer cine documental depende de lo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación decida hoy.

Productores del documental ‘Presunto Culpable’.

@PresuntoC

@LaydaNegrete

Google News

Noticias según tus intereses