El uso del periódico como soporte para la educación, es un antiguo concepto que ha tomado actualidad gracias a la aplicación de las nuevas tecnologías.

El fundamento de los originarios era utilizar el diario como herramienta didáctica. A través de su uso se esperaba que los estudiantes crearan el hábito de la lectura y leyeran el periódico en su vida adulta.

El proyecto, que tiene antecedentes desde finales del siglo XIX, pronto cayó en el olvido, y ni siquiera lo salvó la participación de grandes diarios norteamericanos. The New York Times comenzó el programa en 1930 donando ediciones que servían para que los escolares lo utilizaran en temas de actualidad.

Las bases de la idea eran de acierto: incentivaba a la lectura, a que los ciudadanos estuviesen mejor informados, a fomentar un pensamiento crítico, mientras ayudaba a la labor de los docentes y a captar nuevos lectores. Servía para crear material didáctico y expandir programas de alfabetismo en zonas rurales.

Un motor de desarrollo ocurre en 1955 cuando bajo el eslogan del poder de los periódicos se crea lo que hoy conocemos como el diario en la educación. Al principio se propagó como la pólvora y en los años 90 había más de 300 diarios que lo implementaban en las escuelas. De Estados Unidos la idea se esparció por todo el mundo y más de 80 países disponen del programa.

Sin embargo el concepto original cambió de rumbo debido a la tecnología. Ya no se habla del diario en la escuela, sino del diario digital en la escuela. Similar razonamiento se aplica también al uso del libro y al desafío que presenta el libro digital.

Visionarios como el magnate de las comunicaciones Rupert Murdoch, utiliza esta tecnología digital y la convierte en una parte integral del currículo educativo. Para provocar un impacto, Murdoch crea Amplify, una empresa que desarrolla una plataforma tecnológica para las escuelas.

Usando la tecnología digital, Amplify introduce tabletas y diapositivas móviles, que tienen capacidad para almacenar el contenido de hasta 200 textos de estudios.

Si los diarios quieren ser relevantes en este escenario que ya es una realidad, en primer lugar deben digitalizar todo su fondo documental (artículos, imágenes, videos, etc.) y además tenerlo debidamente estructurado, etiquetado e interrelacionado. También deben ser capaces de integrar sus contenidos con fuentes públicas de datos, para enriquecerlos y darles mayor valor, e implementar procesos para generar, de manera automática, nuevos contenidos a partir de los preexistentes.

Las antiguas premisas que se perseguían con el diario en la escuela, se renuevan con la nueva orientación digital y son una oportunidad para los medios, de captar nuevos lectores para sus soportes online, especialmente entre la generación Millennial. Tal vez el experimento digital y su uso en la escuela, donde en varios países se utiliza además como canal para promover la defensa de la libertad de expresión, es un aliciente para los medios en los tiempos que vivimos.

Profesor visitante en el College of Law de American University, en Washington, DC.

@julioemunoz

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