Es complicado que el gobierno de cualquier país sea el único impulsor de la obra pública, pues restringiría a la iniciativa privada y también existiría el riesgo de que el burocratismo y los malos manejos contaminaran la construcción de obras.

Por esa razón, en México se lanzan licitaciones en las que participan varias empresas y se hace una selección de aquella que ofrezca la mejor relación costo-calidad. El gobierno puede financiar todo el proyecto o solo un porcentaje; si se da este último caso, se permite a la constructora explotar la obra durante cierto número de años, especialmente si se trata de una vía carretera.

A pesar de que ese esquema permitiría dar contratos a diferentes consorcios presentes en el mercado mexicano, EL UNIVERSAL publica información que apunta a un mercado con firmas dominantes.

Como ejemplo, hay una empresa que tiene amplia presencia en proyectos carreteros, túneles, vías de tren, obras de drenaje profundo, proyectos de energía con la Comisión Federal de Electricidad y en proyectos de generación de energía éolica. Se trata de Aldesa, integrante del consorcio que construyó el Paso Exprés de Cuernavaca, que registró un socavón y la trágica muerte de dos personas.

México ha sido para la constructora de capital español lo mismo que una mina de oro. En 2016, la facturación realizada en suelo mexicano representó 56% de los ingresos totales de la compañía, un crecimiento vertiginoso si se compara con 2009, cuando México representaba apenas 12% de la facturación de Aldesa. Para 2012, la cifra había aumentado a 35%.

Que México se haya convertido en la tierra dorada para Aldesa, seguramente también es resultado de los 31 contratos con el gobierno federal que, junto con Epccor, ganó de 2013 a 2017. En seis de ellos los convenios se otorgaron mediante adjudicación directa.

El número de contratos no sería problema si sus resultados fueran de excelencia, pero este martes EL UNIVERSAL informó que el sello de Aldesa es el incumplimiento y la elevación de costos. Además de haber realizado el Paso Exprés de Cuernavaca, que colapsó a menos de tres meses de haber sido inaugurado, en Morelos construye la Autopista Siglo XXI, un tramo de 61.8 kilómetros que no ha sido concluido en la fecha pactada y que elevó su costo de los mil 900 millones de pesos iniciales a 3 mil millones de pesos, según declaró en diciembre de 2016 el director de la concesionaria, Mario Sugawara.

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