Apenas cinco años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, Europa fijó las bases de un proceso de integración económica y política que ha dado al continente prosperidad y paz por más de medio siglo. En materia de bienestar, respeto a derechos humanos e índice de calidad de vida, las naciones que la conforman son un referente para países del mundo occidental.

Esta integración vivió ayer una de sus pruebas más difíciles con el referéndum que se realizó en Gran Bretaña para votar la permanencia o no en la Unión Europea, y que al final se decantó en su salida.

El movimiento que impulsó la idea de abandonar la Unión Europea tiene su origen en el sentimiento contrario a acoger las olas migratorias que desde el año pasado se extienden por la zona, en ideologías populistas y en el rechazo a la globalización. Políticos británicos lograron sacar raja del temor a que el país modifique su rostro étnico o lingüístico.

El triunfo del llamado Brexit representa la victoria de ideologías conservadoras que promueven regresar al enclaustramiento de los países, a acciones proteccionistas y levantar barreras al libre comercio, además de desterrar actos humanitarios como la aceptación de personas que buscan refugio ante la situación de guerra en sus lugares de origen.

La consumación de la salida del Reino Unido hará tambalear a uno de los mejores ejemplos de integración, pues podría ser una chispa que se replique en otras naciones integrantes de la Unión Europea.

En el mundo multipolar del siglo XXI la formación de bloques ha sido reafirmada como una opción para competir y consolidar intereses comunes. México no es la excepción, al contrario, se ha adaptado a las circunstancias y desde finales del siglo pasado apostó a la integración con sus vecinos del norte, Estados Unidos y Canadá, y más recientemente con naciones del Pacífico como Colombia, Perú y Chile.

Retomar políticas aislacionistas equivale a recelar de la comunidad internacional y a prepararse para eventuales confrontaciones por temores infundados. La cooperación, sustentada en un trato entre iguales, es lo que el mundo actual requiere, y de ello ha sido muestra de éxito la Unión Europea.

Que el resultado de la votación sirva, sin embargo, de lección para la Unión Europea y otros bloques en los que medidas burocráticas —uno de los aspectos más criticados del gobierno de Bruselas— no toman en cuenta al grueso de la población y producen desencanto. El referéndum deja profundas lecciones políticas y económicas que los países deben considerar, incluido México.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses