En este año que cierra, un fenómeno que ha influido en las últimas elecciones han sido las llamadas Fake News. Desde hace varios años, las redes sociales han cambiado radicalmente la forma de difundir y consumir información en el mundo. El World Wide Web trajo consigo la oportunidad no sólo de producir información para los pocos dueños de los medios de difusión, sino que por primera vez ha permitido a todos los interesados, incidir en la agenda pública. A partir de entonces, quienes somos usuarios de Internet hemos podido comunicarnos con millones de personas en todo el mundo; lo que ha diversificado las fuentes de información.

En la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos, según el Centro de Investigación Pew, sólo 24% de adultos estadounidenses declaró informarse del proceso electoral a través de canales de noticias de televisión de paga. Mientras que 28% dijo utilizar redes sociales, páginas de Internet y apps para ello.

No obstante, no toda la información en internet es verdadera y como si no fuese suficientemente malo, fue información falsa con lo que más interactuaron millones de usuarios de Facebook. Buzz-
feed encontró que las 20 historias falsas más compartidas durante la elección llegaron a un millón más de personas que las historias principales de medios serios como The New York Times. Es imposible conocer el efecto de este hecho en los resultados del 8 de noviembre.

Hay otros casos que nos advierten sobre los alcances en que pueden resultar noticias falsas. El primero fue la tragedia que estuvo muy cerca de causar un hombre armado en una pizzería en Washington, D.C. con motivo de una noticia falsa viralizada con el hashtag #Pizzagate que inundó blogs, Reddit y Twitter. En ella se reportaba que Hillary Clinton y su jefe de campaña dirigían una red de explotación sexual infantil en la pizzería Comet Ping Pong y por ello, el atacante viajó desde Carolina del Norte armado con múltiples armas para “salvar” a los niños que se decía vivían dentro —según la versión falsa que circuló.

El más reciente, el 23 de diciembre, el Ministerio de Defensa de Paquistán respondió amenazador vía Twitter a una nota falsa que publicó el portal de noticias, AWD News. Ésta publicó inicialmente que el ex ministro de defensa de Israel, Moshe Yaalon, había declarado que si Paquistán enviaba tropas a Siria bajo cualquier pretexto, Israel atacaría nuclearmente a ese país. Irresponsablemente, el ministro de Defensa paquistaní reaccionó sin haber corroborado la información, la cual desmintió el gobierno israelí.

Afortunadamente el malentendido fue zanjado por el ministro de Paquistán, quien, sin desdecirse de su amenaza, señaló que su programa nuclear es sólo una herramienta de disuasión para defender su libertad. Remarcó el deseo de Paquistán por coexistir en paz con sus vecinos de la región y con el resto de los países.

En las últimas semanas, ante los más de 8.7 millones de interacciones de contenido falso en la elección y después de este incidente en la capital política de EU, Facebook anunció las siguientes medidas para tratar de combatir la proliferación de falsedades:

1) Facilitar el proceso para reportar noticias falsas; 2) Trabajar con compañías verificadoras de información para determinar si se trata de información falsa y etiquetar como “en disputa” esos contenidos; 3) Privilegiar a los contenidos que son compartidos después de leerlos, sobre los que se comparten tras sólo ver el encabezado; y 4) Reducir los incentivos económicos para la creación de noticias falsas.

Es difícil creer que estas medidas —y las que pudieran adoptar otras plataformas— sean suficientes para acabar con la proliferación de información falsa. Esto supone grandes retos para los encargados de difundir datos e historias, no sólo en los medios de comunicación, sino en todo el quehacer nacional.

La comunicación digital es más que convertir un comunicado de prensa en tuits. Escuchar a los usuarios de redes sociales (social listening) resulta fundamental para hacerse de información útil; para comprender los procesos de viralización de noticias; y finalmente para responder oportunamente llenando los vacíos de información. Ya veremos en el año 2017 si la comunicación digital, incluidas las noticias falsas, influirán en las elecciones y en los procesos informativos más relevantes. Espero que no.

A bote pronto. Feliz 2017, año de pruebas sin precedentes para los mexicanos.

Especialista en comunicación, gestión de gobierno,campañas políticas yopinión pública

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