Politólogos, analistas y exconsejeros electorales señalaron que el segundo debate presidencial de este domingo deberá tener un formato ágil e interesante, sin permitir la guerra de ataques y descalificaciones y que llame la atención de 40 millones de jóvenes decepcionados de los políticos, por lo que el INE no puede dejarse presionar por candidatos y partidos y tiene que definir un esquema similar al del último debate de la Ciudad de México.

Alberto Aziz Nassif, analista político, refirió que los debates de candidatos en otros países, como los europeos son muy distintos al que organizó el INE, e incluso el reciente entre aspirantes al Gobierno de la Ciudad de México tuvo un mucho mejor formato, con el que se pudo realmente debatir posiciones.

Expuso que en el primer encuentro de candidatos a la Presidencia hubo muchas preguntas, muchos temas con tiempos de respuesta muy acotados, lo que no permitió realmente el intercambio de ideas ni conocer las propuestas.

“Creo que el problema es que el INE ha tratado de consensuar con los equipos de los candidatos, con los partidos, estos temas para evitar que se repita el mismo formato del primer debate”, dijo.

Sin embargo, comentó, es evidente que la candidata que se dice que va arriba en las encuestas y su equipo buscarán que realmente no haya posibilidad de debate, que no haya riesgo. Van a tratar de que el formato esté diseñado para cuidar esa ventaja, que no exhiban temas que sean negativos a su campaña.

“Hay que abrir los debates, hacerlos más flexibles con el tiempo, que se discuta sobre los temas que le importan a la ciudadanía, cambiar el manejo del tiempo para conocer realmente la preparación de las y el candidato presidenciales, ver su temple; eso no fue posible con un debate cerrado, acotado, como el último presidencial”, subrayó.

Afirmó que el INE tendría que poner orden, no tratar de complacer a algún candidato que no quiere confrontar o no quiere ser expuesto y tomar como ejemplo el formato del debate en la Ciudad de México que permitió un mayor contraste en las propuestas, en los proyectos de gobierno de cada candidato.

Marco Antonio Baños, exconsejero del INE, por su parte, expuso que el formato del primer debate presidencial fue “inmanejable y regresivo” porque era una ráfaga de preguntas a las candidatas y al candidato y se les daba 40 segundos para contestar en esa serie de tres cuestionamientos al hilo a cada uno y se eliminaba con ello la confrontación entre los aspirantes porque no había oportunidad de contradecir, de argumentar y cuestionar.

En entrevista con EL UNIVERSAL expuso que sería deseable un encuentro más intenso como el último entre los candidatos a la Ciudad de México, Clara Brugada, Santiago Taboada y Salomón Chertorivski. “Sería deseable que estos ajustes que dice el INE realizará al formato permitan eso.

“También que Morena le baje un poquito a estar cuestionando que si las preguntas son contrarias a su gobierno como dijo [el presidente Andrés Manuel] López Obrador. Ahora nada más falta que el Presidente hasta en el debate se quiera meter. Me imagino a un ciudadano en la calle, porque ahora serán preguntas videograbadas, diga que el gobierno de López Obrador es muy bueno y que todo está a todo dar. Eso es ridículo”, comentó.

El también analista político, expuso que los debates deben ser de confrontación, con un escenario para poder evaluar a los candidatos, definir quiénes están contendiendo, en quién se va a depositar la confianza para ejercer el voto.

“Es una gran expectativa para ver que los ajustes que dice el INE ya realizó son suficientes para mejorar este formato tan extraño que se aprobó para el primer debate y que vimos generó muchos problemas e incomodidades de las dos candidatas. Espero que todo eso se elimine y se permita a los ciudadanos tener una referencia de los perfiles y de lo que cada aspirante propone”.

La analista política Arlene Ramírez Uresti refirió que el formato del último debate presidencial “ya está rebasado, obsoleto, fuera de contexto, sobre todo si atendemos a lo que se requiere en comunicación política hacia todas las generaciones.

“Yo creo que hubo un mal sabor de boca en el último debate presidencial, sobre todo en un escenario tan complejo como el que tiene nuestro país actualmente”.

Indicó que se requiere un formato de propuestas, más que de ataques y descalificaciones, porque eso lo podemos ver cotidianamente en las redes sociales.

Añadió que el diseño del encuentro debe permitir verdaderos debates, donde incluso los moderadores acotaran a la participación en temas muy específicos y no se diera margen a los pleito.

En ese sentido, la especialita consideró que el INE debe replicar los formatos de otros países, sobre todo de Europa, donde se someten no al escrutinio entre candidatos, sino al escrutinio público, donde exponen un plan, una postura para el cargo que aspiran y eso puede generar más interés. Además, dijo, no se debe permitir, como ocurre en el INE, que los partidos políticos sean los que decidan el formato.

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