La vida de ha estado llena de retos y experiencias que han forjado su carácter que hoy lo tiene cumpliendo el sueño de formar parte de la mejor empresa de artes marciales mixtas del planeta, la UFC.

El Magnífico, como es conocido por su desempeño en el octágono, tuvo que abandonar México a los nueve años por el accidente de su padre y vivir en Estados Unidos como indocumentado, tras el expirado de su visa humanitaria. Eso le hizo perder decenas de oportunidades en territorio norteamericano, mismas que regresaron con la práctica del taekwondo y el programa DACA, que le permitió legalizarse.

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“Nací en la Ciudad de México, viví nueve años en Atizapán, allí empecé el taekwondo, pero no lo volví a practicar hasta que me mudé a Texas, a los 12 años. Mi papá sufrió una caída en su trabajo en Estados Unidos, tuvo que estar en el hospital durante meses”, comentó.

Altamirano usó al deporte para abrirse camino, pero una de las principales enseñanzas fue aprender a disfrutar de cada instante. “Todo inicia al disfrutarlo, tienes que amar levantarte para correr, levantar pesas. Disfruto las oportunidades y experiencias de estar en la UFC, me enfoco en mi desempeño y en hacer lo que me encanta”.

El peleador mexicano de 32 años, agregó que pese a formarse en Estados Unidos, se siente orgulloso de ser mexicano, una tierra de luchadores y gente que jamás se da por vencida para lograr sus sueños.



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