Aunque el mal olor corporal suele atribuirse al sudor o a la falta de higiene, la verdadera causa muchas veces está en la ropa. Las telas que usamos a diario pueden crear el ambiente perfecto para la proliferación de bacterias y hongos, responsables del olor desagradable.
La forma en que un tejido absorbe, retiene o libera la humedad influye directamente en cómo huele nuestra piel al final del día.
El olor no proviene del sudor en sí, sino de las bacterias que se alimentan de los componentes grasos del mismo. Según el Applied and Environmental Microbiology, las bacterias del género 'Corynebacterium' proliferan fácilmente en tejidos sintéticos como el poliéster y el nylon. Estas fibras, al ser hidrófobas, repelen el agua pero retienen aceites, sebo y humedad.

De acuerdo con el blog especializado CottonMonk, el problema radica en la escasa transpirabilidad, los tejidos sintéticos atrapan el calor corporal e impiden la ventilación, lo que intensifica el sudor y con ello los olores. Por otra parte, las prendas con tejidos densos o poco absorbentes, como la lana compacta o la mezclilla gruesa, también retienen humedad y prolongan los olores incluso después del lavado.
Entre los materiales más asociados al mal olor corporal destacan las telas sintéticas. Según el portal Neat Apparel, el poliéster encabeza la lista, seguido por el nylon, el spandex y otras fibras artificiales como la olefina o el neopreno. Estos tejidos, al ser poco porosos, atrapan el sudor en su interior.
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El poliéster, por ejemplo, tiende a absorber las moléculas grasas del sudor, las cuales permanecen adheridas a la fibra incluso después de varias lavadas.
El nylon, aunque más ligero, es similar, acumulando humedad y generando un olor fuerte. En cambio, materiales naturales como la lana o el algodón permiten una mayor ventilación, reduciendo la concentración bacteriana.
CottonMonk señala que telas como el algodón, el lino, el bambú y la lana merina son ideales para quienes buscan transpirabilidad y frescura.
El algodón destaca por su capacidad de absorción: actúa como una esponja que retiene la humedad del sudor, dejando que la piel respire. El lino, por su parte, absorbe y evapora el agua rápidamente, lo que reduce la humedad acumulada y evita que las bacterias se desarrollen.
El bambú contiene un agente natural antibacteriano que combate los malos olores, mientras que la lana merina posee propiedades higroscópicas que atrapan las el mal olor dentro de la fibra, impidiendo que se libere.
Además del tipo de tela de la ropa, el mantenimiento es clave para prevenir la aparición de olores desagradables. Neat Apparel recomienda seguir estos pasos:
¡Ya lo sabes! optar por fibras naturales y cuidar su lavado puede marcar la diferencia entre una prenda fresca y otra que retenga el mal olor.
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