Con más pena que gloria, la Cámara de Diputados aprobó el último día de abril la Ley General de Bibliotecas que ya hasta fue turnada al Ejecutivo federal y hay quien, inocente, señala que ahora van por el reglamento. En realidad nada se sabe de la discusión y si hubo modificaciones de la versión que salió en noviembre pasado del Senado. Lo que se supo es que la aprobaron con 443 votos a favor, uno en contra y cero abstenciones y que hace dos días, la senadora , quien la propuso, la sintetizó señalando que se van a actualizar “los contenidos sustantivos”, incorporar “nuevas conceptualizaciones” para hacer de las bibliotecas espacios “dinámicos” (¿?), que se fortalecerán las atribuciones de las entidades federativas, que habrá conservación preventiva y correctiva de las colecciones e, incluso,habla de nombramientos y remuneración de los bibliotecarios. Entre que son peras o manzanas, el coordinador de la Estrategia Nacional de Lectura, Eduardo Villegas, retuiteó feliz: “¡Tenemos nueva Ley General de Bibliotecas! Gracias a @SusanaHarp, a @senadomexicano y a @Mx_Diputados por su apoyo decidido”. ¿Y luego?

Conacyt ignora las propuestas externas

La es un tema que ha causado preocupación y críticas por parte de la comunidad científica desde que se dio a conocer el anteproyecto en diciembre pasado, pues a los científicos no se les tomó en cuenta para su elaboración. Sin embargo, la comunidad científica no sólo ha hecho críticas, también ha presentado propuestas, las últimas 15 las dieron a conocer como parte de las “Jornadas de Reflexión sobre el sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación que necesitamos para el futuro”, en las que participaron una decena de universidades públicas y privadas. ¿Y cuál ha sido la respuesta de Conacyt? ¡Eureka! Hacer su propio foro, que se llama “Hacia la Primera Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación en México”. Nos recuerdan que no es la primera vez que el Consejo ignora las propuestas externas, ya veremos si con esta ley hay un cambio o se sigue en el camino de la centralización del poder.