La experiencia migratoria de dos actrices, Rosa María Bianchi y Dobrina Cristeva, es abordada en la obra “Retorno Sofía Rosario”, a partir de la dramaturgia que hace José Alberto Gallardo.
Cristeva, quien protagoniza la obra junto a Bianchi, cuenta que ambas llegaron a México en 1972; una proveniente de Bulgaria; otra, de Argentina: “Hay una diferencia de edad y de situación entre nosotras, pero la obra va de eso y lo que queremos contar en la obra no son sólo los detalles personales, sino lo que significa, en un sentido profundo, migrar”.
La obra, en principio, no aborda frontalmente la experiencia migratoria. Presenta, más bien, los puntos de coincidencia en las cosas que viven y juegan con el hecho de que están montando una obra de teatro. Entonces, “Retorno Sofía Rosario” fluctúa entre el ensayo de una obra de teatro dentro de una obra de teatro y el cuestionamiento de lo que han vivido y vale la pena llevar a escena desde el interior de ese metaensayo y la interpretación de personajes de sus propias vidas.
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“Uno deja personas en el lugar del que sale. Rosa María dejó a su hermano, que era su persona más cercana. Yo dejé a mi papá. Esas relaciones tan fundamentales de nuestra vida no desaparecieron, pero se transformaron con la migración y otros personajes de los que también hablamos. Nosotras tuvimos que seguir o continuar una relación a larga distancia, con estas personas, pero uno se pierde, entonces, los eventos más importantes”, continúa Cristeva y explica que cuando murió la madre de Rosa María, ella se encontraba a 12 mil kilómetros de distancia.
Son cosas que pueden marcar a alguien por siempre, explica, por lo que hacen esta obra en aras de alcanzar una especie de diálogo con los personajes fundamentales en la propia vida y que ya no están presentes. “Personajes que el tiempo nos separó, nos coartó y nos cercenó la relación y las vivencias. Interpretamos estos personajes para que Rosa pueda hablar con su hermano, para que yo pueda hablar con mi papá, por ejemplo. Eso es conmovedor”.
“Migrar de una manera tan radical, tan lejos del país en el que nacimos fue como llegar a otro planeta. Hay una parte de la migración que expone qué le pasa a un ser humano cuando deja todo y llega a un lugar donde es un perfecto desconocido, donde no tiene vínculos con nadie, donde no pertenece a ninguna comunidad, donde no habla el idioma o si lo habla no entiende las costumbres, las expresiones y la la actitud de la gente. Un lugar donde todo le es ajeno y extraño. Cuando alguien migra, lo que necesita es decir quién es. Poca gente entiende eso y está dispuesta a escuchar algo que para el migrante es una enorme necesidad. ¿Por qué? Porque los demás no leen al migrante con facilidad, no saben decir qué nivel socioeconómico cultural tiene, a qué se dedica, cosa que sí se puede hacer con una persona del propio país”.
Una alienación, abunda, que lleva a que el migrante viva dos mundos, dos realidades, al mismo tiempo, aunque sólo esté presente en una: “Empiezas a hacer una transformación. Empiezas a dejar de ser un poco del lugar del que vienes y te transformas o te pareces o aparentas ser del lugar al que llegas, porque lo que necesitas desesperadamente es pertenecer. Poca gente habla de eso porque el migrante, generalmente, trata de esconder que es diferente, porque ser diferente significa ser excluido de la sociedad. Es un fenómeno curioso y nosotros tuvimos, por eso, la necesidad de hacer esta obra y contar nuestra historia, no como algo subjetivo, sino llevando al público a ese estado de ánimo en el que vive un migrante”, concluye la actriz.
“Retorno Sofía Rosario” puede verse hasta el 7 de septiembre, el jueves y viernes, a las 20:00 horas; sábado, a las 19:00, y domingo,18:00, en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky del Centro Cultural del Bosque. Bianchi alterna con Miguel Romero.
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