“Recomendamos NO agregar nuevas edificaciones a la Primera Sección del Bosque de Chapultepec ”. Ese fue el planteamiento que un grupo de ocho arquitectos, artistas y especialistas de diversas disciplinas le hicieron llegar, en una carta, a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto , el jueves 10 de diciembre, en torno del Complejo Cultural Bosque de Chapultepec, uno de los proyectos prioritarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador .

Y en un documento anexo a la carta, que firmaron siete de esos especialistas, cuestionaron: “El mal llamado ‘plan maestro’ (de Chapultepec) carece de los mínimos elementos técnicos, deliberativos y de comunicación que amerita un espacio de esta naturaleza”.

Los arquitectos José Antonio Aldrete Haas, José Castillo, Alberto Kalach y Juan Palomar; el ingeniero Bernardo Baranda, la doctora en sociología Patricia Elías Calles, el artista Antonio Gritón y el escultor Pedro Reyes fueron convocados por la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, a una reunión virtual que se celebró el lunes 7 de diciembre con el fin se escuchar sus opiniones en relación al proyecto Bosque de Chapultepec Naturaleza y Cultura; en la reunión participó además el artista Gabriel Orozco, director del proyecto.

Tres días después, todos los asistentes a la reunión enviaron una carta a la Secretaria en la que exponen que si tuvieran que sintetizar su posición en pocas palabras, recomendarían “NO agregar nuevas edificaciones a la Primera Sección del Bosque de Chapultepec”.

“Frente a una comunidad que se ha visto vulnerada por recortes presupuestales, agravados por la pandemia, nos parece oportuno mostrar sensibilidad a los cuestionamientos en torno a la pertinencia, conceptualización y procesos del proyecto tal y como ha sido planteado hasta ahora”, escribieron a la funcionaria.

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¿Qué le dijeron arquitectos y artistas a Alejandra Frausto sobre Chapultepec?
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Foto: Sonia Sierra/ EL UNIVERSAL

A pesar de la asignación de más de 3 mil 500 millones de pesos dentro del presupuesto de Cultura a la obra para 2021, los firmantes de la carta propusieron hacer ajustes:

“Creemos que calibrar el proyecto y realizar ajustes a sus alcances sería una muestra de empatía con la comunidad cultural y una decisión bienvenida y celebrada. En este sentido, nuestras recomendaciones tienen la intención de fortalecer la institución y el liderazgo de la Secretaría. Le solicitamos amablemente que considere estos argumentos y ofrecemos de corazón nuestro apoyo para conciliar y colaborar con usted en su compromiso por mejorar las políticas culturales de México”.

“Aunque se le llame pabellón y no lleve el nombre de Gabriel Orozco, su ostensible deseo de crear un edificio frente al Museo de Antropología constituye el mayor despropósito de todo el proyecto”: Arquitectos y artistas

Los ocho participantes firmaron la carta.

Acotaciones al proyecto

Junto a la carta, entregaron un documento anexo que firmaron todos los asistentes al encuentro, con excepción del arquitecto José Antonio Aldrete. Ese documento anexo contiene acotaciones precisas a las obras en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec, a la creación de cinco museos más ahí, al pabellón de arte contemporáneo planeado en el Jardín Botánico, al Cubo Acústico, así como a los nuevos y numerosos museos militares, y a las onerosas obras de movilidad que supondrá un proyecto concebido como cultural.

“El sentimiento generalizado de resistencia al proyecto que ha expresado la comunidad cultural, también es compartido por otros grupos. Es injusto e impreciso decir cualquier diferencia legítima que expresemos sea porque ‘no conocemos a detalle el proyecto’ cuando en toda la documentación y comunicación oficial y a medios hemos encontrado planteamientos que nos parecen claramente problemáticos”.

A partir de ahí enumeraron una serie de problemas:

De la Primera Sección cuestionaron la propuesta de cinco nuevos museos y argumentaron: “Hoy en día existe una sobreoferta cultural y diversa, por lo que no hay tiempo que alcance para disfrutar la cantidad de museos y atracciones que ya están construidos. Lo que sí es prioritario son acciones de mejora y restauración así como garantizar los fondos para su operación y mantenimiento”.

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Foto: Sonia Sierra/ EL UNIVERSAL

Acerca de la propuesta del artista Gabriel Orozco de crear un Pabellón Contemporáneo Mexicano argumentaron que es innecesario porque la Ciudad de México cuenta con, por lo menos, 25 museos que programan arte y cultura contemporánea (los enuncian en su carta).

“Aunque se utilice el eufemismo ‘pabellón’, se trata de un espacio expositivo para el cual se tendrán que erogar recursos no sólo para su construcción sino para su mantenimiento y programación a futuro. ¿Es prioridad tener otro espacio redundante para el arte/cultura contemporánea?”

Sobre este recinto cuestionaron el planteamiento de un “museo de artista”; enunciaron varios los que existen en el país: el Anahuacalli de Diego Rivera, el Polyforum, la Tallera y la SAPS por David Alfaro Siqueiros, los de José Luis Cuevas, Manuel Felguérez o Federico Silva. “Estos artistas no solamente no cobraron, sino que aportaron recursos propios. Aún si el proyecto y construcción del pabellón fueran pagados por Gabriel Orozco o un filántropo privado, esto no es justificación para cederle una parte de Chapultepec. La iniciativa, en sí loable, debería de ocurrir en otro terreno. Repetimos, aunque se le llame pabellón y no lleve el nombre de Gabriel Orozco, su ostensible deseo de crear un edificio frente al Museo de Antropología constituye el mayor despropósito de todo el proyecto”.

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Sobre el cubo acústico acotaron que existen ya escenarios dedicados a la programación acústica en la Primera Sección, como el Audiorama fundado por Salvador Novo que, con una inversión menor, podría reactivarse; preguntaron si es que el plan maestro propone la desaparición del Audiorama.

En torno del Centro de Cultura Ambiental, propuesto para la Segunda Sección aseguraron que, en el actual contexto de distanciamiento con las comunidades de la Ciencia y la Cultura -consecuencia de una política de austeridad presupuestal y de replanteamiento institucional-- “nos parece que construir un Centro de Cultura Ambiental pareciera un símbolo vacuo”.

Acerca del “mal llamado ‘plan maestro’” dijeron que éste carece de los mínimos elementos técnicos, deliberativos y de comunicación que amerita un espacio de esta naturaleza. “Pensamos que es una discusión más amplia, pero anticipamos algunas observaciones iniciales: De 18 acciones explícitas en el plan maestro, nueve de ellas son museos, dos de ellos dedicados al Ejército y uno más a un expresidente que también era militar”.

Se detuvieron en esa idea de generar museos militares, y recordaron cómo la Secretaría de Defensa ya cuenta con dos museos (que muy pocas personas visitan) en la Zona Metropolitana del Valle de México: el MUEFA, Museo del Ejército y de la Fuerza Aérea; y el Museo Militar de Aviación de Santa Lucía.

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“Tomando en cuenta que la Secretaría de Defensa recibió el mayor presupuesto de su historia, habría que ser muy cautelosos en este punto. ¿Realmente necesitamos más museos militares? Y si es así, ¿es el rol de la Secretaría de Cultura fomentarlos y financiarlos? Más aún, ¿tiene sentido hacerlos en Chapultepec, incluyendo uno de ellos como el de la Guardia Nacional/Museo del Ejército en la Primera Sección? También hay que evaluar el costo de hacer memoria. Construir un museo al ejército en la Cuarta Sección, cuando en la parte posterior del Panteón de Dolores que se anexará ahora a Chapultepec fueron a dar los cuerpos de muchísimos luchadores sociales de los años 60 a 80 precisamente torturados, asesinados e inhumados extrajudicialmente por el ejército en esa parte del panteón de Dolores”.

¿Qué le dijeron arquitectos y artistas a Alejandra Frausto sobre Chapultepec?
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Foto: Sonia Sierra/ EL UNIVERSAL

Se refirieron además a la infraestructura vial: “El deprimido que irá de Parque Lira al Colegio de Arquitectos , además de ser extremadamente innecesario y oneroso --más de dos mil 500 millones de pesos--, es una obra absolutamente vial, no cultural.

“Con esos dos mil 500 millones, por ejemplo, se pueden habilitar mil centros culturales de pequeño formato dotándolos de equipamiento cultural y presupuesto para su funcionamiento”.

Finalmente cuestionaron el centralismo que conlleva el proyecto: “Es disonante el hecho de centralizar los recursos, mientras que tanto se ha hablado de descentralización”.

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Propusieron acciones como un enfoque presupuestal orientado hacia la regeneración ambiental del Bosque y no hacia las ‘arquitecturas’; un compromiso con el reciclaje de estructuras existentes; acciones específicas y de gasto estratégico de conectividad con la Cuarta Sección y movilidad amable para los más de 50 mil habitantes que viven al sur de Constituyentes; un compromiso para que no haya concursos arquitectónicos sin jurados planteados de antemano; la reducción de 50% en el presupuesto asignado al Proyecto Chapultepec para ser asignado a otras localidades.

“En lugar de concentrar el presupuesto nacional de cultura del país en un solo territorio, nos parece más relevante ‘llevar el modelo Biocultural de Chapultepec al resto del país’. Se podrían realizar 32 proyectos en cada uno de los estados con casi 50 millones de inversión por proyecto para reconectar cultura, medio ambiente y espacio público tal y como pretende el proyecto Chapultepec”.

Este documento lo firmaron: Bernardo Baranda, José Castillo, Patricia Elías Calles, Antonio Gritón, Alberto Kalach, Pedro Reyes y Juan Palomar.

Diversas opiniones

El arquitecto José Antonio Aldrete expresó su opinión sobre el proyecto:

“La iniciativa de Andrés Manuel López Obrador de rehabilitar Chapultepec y hacerlo accesible a toda la población es loable y congruente con su política de ‘primero los pobres’. No es congruente hacerlo construyendo nuevas edificaciones -museos, pabellones, etc. por dos razones: La primera, rehabilitar un parque urbano significa devolverle su contenido de naturaleza quitándole construcciones no añadiéndole nuevas. La segunda es que nuevas construcciones donde ya hay muchas -museos, teatros, auditorios, galerías, zoológicos, etc.- algunas deterioradas y subutilizadas, es incongruente con la ‘austeridad republicana’ y con la crisis económica y sanitaria Covid-19. La solución está en ‘optimizar la probada creatividad’ de los directivos del proyecto para crear un ‘nuevo paradigma’ de rehabilitación de un parque urbano en el contexto de la situación local y la crisis medioambiental y Covid-19 de la segunda década del siglo XXI, optimizando la rehabilitación, remodelación y ampliación de estructuras existentes, ‘con sentido común’. En suma, trascender el paradigma de la arquitectura icónica y espectacular, inspirada en el Guggenheim de Bilbao, que perdió vigencia al finalizar el siglo XX.”

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