Guadalajara. —“Quiero estar cierto de que llegará el día en que el México de los libros le gane al México de las armas”, dijo ayer el compositor español Joan Manuel Serrat durante la ceremonia de entrega del doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad de Guadalajara.
El cantautor recibió dicho reconocimiento como “un eslabón más en la cadena de amor” con México, país que le abrió las puertas hace 50 años, cuando no pudo regresar a España por ser considerado un enemigo de la dictadura. “Fue generoso conmigo, como años antes lo fue con otros compatriotas, cuando el hambre y la persecución pública los empujó al exilio, a mí también me abrió las puertas y me invitó a pasar. Me enamoré de sus gentes, de sus canciones, de sus paisajes, de su comida, de su manera de entender la vida y de convivir con la muerte”.
Aunque el artista, también premio Princesa de Asturias, indicó sentirse honrado de recibir el Honoris Causa, destacó que ningún reconocimiento es tan preciado como el cariño de los demás. “El amor es lo que mueve mis pasos. Tengo absoluta necesidad de querer y de ser querido. En esta vida, los amigos son la única acumulación que merece la pena y además no se pagan impuestos”, expresó.

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Serrat compartió algunos recuerdos de infancia: cuando su madre y él cantaban mientras hacían tareas del hogar y cómo a sus cinco años le pedía a su abuela que le comprara cancioneros. “De ahí viene mi afición a la música. Es muy sencillo, no he necesitado unos caminos complicados para llegar a esta afición, a este vicio que me ha acompañado toda mi vida”, narró el español.
En su discurso, el cantautor confesó que es un hombre feliz porque hace lo que le gusta. “Me hace feliz pensar que tal vez con mi trabajo haya podido colaborar a que otros puedan encontrar un camino más agradable para continuar con esta cadena. Tal vez he podido estimular a otros el aprendizaje. Y eso solamente ya me bastaría para hacerme feliz”.
También reconoció que aprendió a tocar en guitarra prestada y a cantar con canciones ajenas. “Así ha sido hasta el día de hoy. Hace más de 60 años que escribí mi primera canción y desde entonces no he dejado de ponerle música a versos propios y a versos ajenos. Escribo canciones para expresarme, pero también para comunicarme. Mis canciones son lo que yo siento, pero también son lo que me cuentan los demás. Son mi realidad, pero también son mi fantasía”.