Los resultados de las en la Ciudad de México, coinciden los especialistas de El Colegio de México, Alice Krozer, Isaac Cisneros y Fernanda Somuano, revelan que hay una inconformidad y crítica al gobierno de la y a la administración federal. Sin embargo, la intención de resumir las elecciones a una división entre clases sociales, en donde los de mayor ingreso votaron en contra de Morena, y los de menor ingreso, a favor, es un “cálculo político”.

En las pasadas elecciones, Morena, en coalición con el Partido del Trabajo (PT), obtuvo siete de las 16 alcaldías que se disputaron en este proceso electoral: Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Milpa Alta, Tláhuac, Venustiano Carranza y Xochimilco, mientras que la coalición opositora se impuso en nueve demarcaciones, arrebatando seis de ellas a Morena. Y en el Congreso local el partido gobernante ganó en 18 distritos, de los 33 registrados y uno más en alianza de estas dos fuerzas políticas con el Partido Verde Ecologista de México.

Los resultados han sido motivos de burlas en redes sociales y se han generado mapas que establecen una entre el poniente y el oriente de la ciudad; además, tanto el presidente, Andrés Manuel López Obrador; como la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, han coincidido en que el electorado respondió a una campaña opositora a la Cuarta Transformación. El primer mandatario, incluso, dijo que hay un sector de la clase media, “muy individualista, que le da la espalda al prójimo, aspiracionista, que lo que quieres es ser como los de arriba y encaramarse, sin escrúpulos morales de ninguna especie”.

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Frente a los resultados en la capital, los especialistas explican que, a diferencia de otros estados de la República en donde se jugaron gobernaturas, la Ciudad de México emitió un “voto de castigo”, cuyas motivaciones podrían ir desde la tragedia en la Línea 12 hasta el movimiento feminista. Pero advierten que los hogares con niveles socioeconómicos más altos votaron en esta ocasión y en otras más, de una forma más conservadora.

Sin embargo, no existe una división perfecta en términos geográficos o espaciales, ni existe una afiliación perfecta entre ideología política y situación socioeconómica, pues en todos los niveles hay ideas conservadoras y progresistas.

Así, insistir en una división socioeconómica en la Ciudad de México es buscar en la clase media a un enemigo. Además, aseguran, el avance de la coalición refleja también que en la capital hay una gran diversidad política, pues los partidos no tienen una agenda común.

“La Ciudad de México es un caso muy interesante porque pareciera que va en contra del avance de Morena en los estados. Sin embargo, cuando se revisan los resultados, lo que sí se puede ver es que hay una correlación entre nivel de ingreso a nivel distrito y el voto por Morena. Los distritos con nivel más alto votaron menos por Morena, pero no podemos decir que los individuos de mayor ingreso lo hicieron porque necesitamos datos censales y con encuestas. En este sentido, es inexacto e irresponsable decir que la gente que vive en occidente es la que paga impuestos y en el oriente se reciben beneficios de programas sociales”, explica Fernanda Somuano, doctora en Ciencia Política, Universidad de Iowa, investigadora de El Colegio de México.

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Para Isaac Cisneros, doctor en Investigación en Ciencias Sociales e investigador del Colmex, Morena perdió en las secciones más ricas que en la elección pasada eran morenistas; y a las más pobres dentro de las que eran panistas, pero reducir el voto a niveles de ingreso es potencialmente riesgoso y alimenta el discurso polarizador y clasista.

“Los resultados indican pluralidad y las alcaldías son heterogéneas desde su composición socioeconómica y demográfica. Vemos una expresión de pluralidad, al desentrañar los resultados se puede deshacer la premisa de una división. Fue un voto de castigo que ha sido canalizado por la coalición del PAN, PRI y PRD”.

Pese a los resultados y a la pluralidad, el discurso de polarización, dice Cisneros, se inserta en la discusión porque tiene una base material. “Un clivaje, en términos discursivos, puede activarse si tiene una base, si no lo tiene, no se activará. En donde se inicia la polarización es en los discursos que se generan de las élites políticas partidistas y si resuenan es porque hay una identificación”.

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Alice Krozer, quien realiza una estancia postdoctoral en el Seminario de Desigualdad Socioeconómica (SEDES) de El Colegio de México, hablar de una división social es una respuesta fácil que no corresponde con la sociedad. “La alianza del PAN, PRI y PRD refleja la mitad del espectro político, es decir, no se trata de un bloque homogéneo en términos de ideología política. Lo que se puede pensar entonces es que algunas personas votaron en contra del gobierno actual, pero también por afiliación a algunos de esos tres partidos que son muy diversos; otros podrán haber votado por la alianza”, dice

Además sostiene que la discusión en términos de las imágenes que marcaban una división, “es clasista, con cierta ignorancia de la realidad”. “Una de las imágenes decía que el poniente paga impuestos y la otra recibe subsidios, esto no sólo simplifica, ignora la realidad porque todo el mundo paga impuestos, si no es ISR, paga IVA. También es empíricamente conocido que los ingresos más altos tienen más beneficios fiscales, quizá no reciben subsidios de programas sociales, pero sí tiene subsidios fiscales”.

La desigualdad en ciudad, advierte Krozer, es muy alta, no sólo en términos económicos, sino también espaciales. “Hay un reporte del año pasado, de Oxfam, que se llama Mundos paralelos, que indica que los lugares de ocio, como museos, están segregados espacialmente por nivel socieconómico, es decir, las clases más altas van a lugares, las más bajas van a otros, y no se encuentran. Hay una separación funcional en términos espaciales y la diferencia de riqueza es muy alta”.

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Para Krozer, cuyos intereses de investigación incluyen el estudio de las élites y el privilegio, y discriminación y racismo, poner a la clase media en oposición con la clase trabajadora tiene el efecto de dividir a dos grupos, en lugar de enforcarse a la élite. “La clase media en México es mínima y, diría, ideológicamente muy homogénea. Así que es innecesario crearse un enemigo gratuitamente. Y tampoco es cierto que la clase trabajadora está con Morena. En esta división veo más un cálculo político y poca necesidad de representar una realidad”.

En este sentido, Somuano, ataja: “No podemos negar que este país es desigual a niveles escandalosos, lo que provoca divisiones entre clases alta, media y trabajadora. Sin embargo, este discurso presidencial de ricos y pobres, conservadores y liberales, provocan rencores que ciertamente podrían ser justificados, pero no ayudan. Todos los días se le dice a la clase media que es aspiracionista y revanchista, pues entonces terminas por cuestionar esa visión. ¿Hay privilegiados que quieren que haya pobres? Seguramente. ¿Hay privilegiados que luchan contra la desigualdad? Por supuesto”.