yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

David Foster Wallace, Philip Roth, John Barth, Don DeLillo, Truman Capote, Tom Wolfe, Norman Mailer y John F. Fitzgerald compartieron con Eduardo Lago conversaciones sobre su obra literaria y su método de trabajo. De esas conversaciones realizadas a lo largo de los últimos 40 años nació Walt Whitman ya no vive aquí (Sexto Piso), ensayos que dan un retrato literario de las ideas, costumbres y fobias de escritores que conforman lo que Lago llama Escuela de la dificultad.

El escritor, traductor, crítico literario y académico que radica en EU desde 1987, quien es uno de los mayores expertos en literatura estadounidense, asegura en entrevista que al tratar de dar forma a todos estos ensayos de grandes escritores, poetas y mujeres importantes, sacó toda una teoría que estaba como un monstruo dentro de él.

“He tenido el privilegio y la suerte de entrevistar y pasar tiempo en profundidad con algunos de los más grandes escritores vivos, muchos de ellos se nos han ido, Norman Mailer, John Updike, D. F. Wallece; en esas conversaciones yo les preguntaba por lo que más les importaba a ellos, que era su proceso creativo, y todos ellos lo transmitieron y eso formó mi manera de ver la literatura mexicana, esto me llevó a una reflexión primero muy profunda y después históricamente la reproduje haciendo el ADN de la literatura norteamericana”, asegura Lago.

El estudioso español asegura que influido por su esposa, que es científica, él fue reflexionando sobre esta literatura que es compleja, muy potente y muy rica, pero que tiene dos vertientes completamente distintas: una vertiente muy intelectual y profunda, pero maravillosa, que es lo que llamó la Escuela de la dificultad; y otra que es Walt Wi-thman o Mark Twain, que es una literatura que llega directamente, como García Márquez, entre los lectores hispanos, es decir, la literatura de escritores que pueden ser entendidos por todos.

“Todo mi ensayo es una manera de ver cómo estas dos tendencias del ADN se desarrollan históricamente. Aquí hay más de un libro porque en la segunda parte que yo mencioné que se llama ‘Cronicas de Motel’, aplico la forma contemporánea a la historia empezando por Moby Dick, en 1850, y llegando hasta ahora, y me doy cuenta con gran asombro, como hacen los científicos, de que la hipótesis funciona si la contrastas con la realidad. Hay una continuidad en el sentido de que la literatura explica el espíritu de la raza, del país, ahora que murió Fernando del Paso confirmamos que son escritores que entienden el alma de una nación. James Joyce entiende el espíritu irlandés, Cervantes explica el mundo y la manera de ser de todo un pueblo”, señala Eduardo Lago.

El catedrático de Literatura en el Sarah Lawrence College dice que él analiza la literatura norteamericana desde lejos, con perspectiva, y desde fuera. “Yo soy un intruso, soy un espía, estoy en el Caballo de Troya de la bestia americana metido ahí hace 31 años hablando con los escritores y observando a la gente, y entonces creo que ellos mismos no se pueden ver suficientemente bien porque son muy provincianos, no saben nada del resto del mundo, ellos dicen ‘nosotros somos norteamericanos’; son un poco provincianos pero tienen una literatura potente. Lo que hago es analizar esta etiqueta de la gran novela americana con perspectiva irónica y viendo que han producido obras maestras sobrecogedoras”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses