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En las sociedades contemporáneas habita la decepción, el malestar, la incertidumbre y la perplejidad, eso lo sabe el filósofo español Daniel Innerarity, el investigador Ikerbasque en la Universidad del País Vasco. “Cuando hay más posibilidades hay más incertidumbre”.

El profesor en el Instituto Europeo de Florencia asegura que nuestros abuelos sufrían miseria y nosotros sufrimos más por la incertidumbre. “Una mujer mexicana de hace 100 años no tenía ninguna incertidumbre, su vida era de sometimiento y cumplimiento de un rol, en estos momentos y nos falta avanzar mucho, la vida de la mujer mexicana está sujeta a un conjunto de elecciones que le pueden provocar cierta angustia porque hay una redefinición de roles, de funciones, de identidad. Yo prefiero tener estos problemas que los anteriores”, señala.

Esas reflexiones son el corazón de sus investigaciones y forman parte central de su libro Política para perplejos (Galaxia Gutemberg), que muestra que los acontecimientos que vivimos nos han llevado de la indignación a la perplejidad.

El profesor invitado en la Universidad de La Sorbona asegura que entre su libro sobre la indignación y el de la perplejidad hay continuidad y contraste. “Quería que se viera el paso de la construcción del soberano positivo, de construcciones políticas alternativas y que mi libro fuera un instrumento para clarificar ciertos conceptos en los que no está la solución de los problemas pero que sin esa clarificación no podemos abordar los problemas”, señala el filósofo.

Le interesa ver lo que tenemos en común las democracias del mundo, porque realmente tenemos muchas más cosas en común que peculiaridades. “El tema que me interesa es la teoría democrática y la forma de mejorar la democracia. Estamos en el mismo barco, sometidos a las mismas contradicciones, tensiones y frustraciones que cualquier democracia en el mundo. La democracia mexicana es una vieja democracia, con muchos problemas pero consolidada, con una historia de crisis pero también con una crisis de crecimiento y de oportunidad similar a la que hay en otros países”.

Daniel Innerarity dice que aunque en México se dice que tiene una democracia imperfecta, él no conoce ninguna democracia perfecta. “La democracia es un régimen que institucionaliza la perfección continua, por tanto, eso supone dar por sentado que partimos de la imperfección”.

Para él lo importante no es que seamos o no perfectos “sino que haya mecanismos, procedimientos para que esto no se atasque y para que si una cosa no nos gusta podamos elegir una alternativa; que toda opinión tenga su crítica y que todo gobierno cuente con una oposición que hace su trabajo y que haya garantías para el cambio y al mismo tiempo impedimentos para que los cambios no se produzcan haciendo grandes destrozos”.

El filósofo español lleva ya varios años trabajando en la idea de cómo articular democracia y complejidad, en cómo hacer una teoría de la democracia compleja, a partir de la certeza de que la mayor parte de los conceptos que están en el origen de nuestra experiencia democrática surgieron hace aproximadamente 300 años en sociedades muy simples, muy homogéneas y sin grandes sofisticaciones tecnológicas.

“Mi hipótesis es que esos conceptos: soberanía, poder, territorio, representación, siguen necesitando una profunda revisión para adaptarlos a circunstancias de complejidad y que la complejidad no tiene por qué ser una amenaza para la vida democrática sino todo lo contrario”, señala el investigador.

En ese trabajo de analizar la democracia desde distintas dimensiones, Daniel Innerarity ha escrito El futuro y sus enemigos; Un mundo de todos y de nadie; La democracia y el conocimiento; y La democracia en Europa.

“Me gustaría terminar este proyecto intelectual con un libro sobre educación y democracia”, concluye el filósofo y ensayista español.

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