“Rudel es un poeta completamente fuera de lo común. En la época de la Segunda Cruzada no se hablaba de otra cosa que no fuera de asedio y de muertes. Rudel sale de esta convención de guerra y está totalmente idealizado, totalmente entregado al tema de la poesía, al tema del amor, y en este afán de seguir descubriéndose como poeta y con problemas en su relación con Segolaine, se encuentra, como bien sabemos, con un grupo de peregrinos que le dicen de la Condesa de Trípoli a quien comienza a conquistar, por medio de estas rimas, cuando ella dice que se va a enamorar de quien mejor rime y no de quien tenga manchadas las manos de sangre. Este amor a distancia transcurre en la época de las Segundas Cruzadas, pero puede ser perfectamente actual”, explica, en entrevista, el tenor Dante Alcalá, quien interpreta a Jaufre Rudel en “La leyenda de Rudel”, de Ricardo Castro, que presentan la Compañía Nacional de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical “Carlos Chávez” (CENIDIM).
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El programa, que se presenta en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, el 9 y 11 de diciembre, arranca el poema sinfónico de Castro “Oitona”, bajo la interpretación de la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes, y continúa con Rudel, que dirige escénicamente Rennier Piñero, quien además es codirector del México Ópera Studio (MOS).
Alcalá explica que la musicóloga-investigadora, Elena Kopylova y el maestro Benoît Fromanger, director concertador de “Oitona”, “hicieron una investigación exhaustiva, por demás minuciosa, de la obra de Ricardo Castro, por un lado, para poder comprender después a Rudel”, y menciona que el proceso fue desde conseguir documentos hasta tratar cuestiones particulares con la familia del compositor y ahondar en las versiones anteriores de la obra: “Entiendo que este rescate, como le llaman los maestros del CENIDIM, ya es la obra integral con todo lo que estaba de alguna manera no reunido, no amalgamado en años anteriores, y es la representación de Rudel tal cual la dejó el maestro Ricardo Castro; es, digamos, la representación más fiel que pueda tenerse, al día de hoy, de La leyenda de Rudel”.
El tenor ahonda en la trama de la ópera: la Condesa de Trípoli busca a alguien que piense diferente. No le atraen los guerreros que quieren impresionarla, por ejemplo, con los cráneos de sus adversarios decapitados. Ella ha decidido enamorarse del mejor poeta que se le presente. La consigna llega a oídos de Rudel, quien decide ir a conocerla sin saber más que es una mujer muy bella, cuyo corazón será del que mejor sepa escribir. Este amor que puede vencer grandes distancias geográficas está más vigente que nunca en la era digital, afirma Alcalá.
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“Para mí ha sido un reto el poder descubrir al maestro Ricardo Castro en la partitura, poder entender la concepción del personaje que él quiso darle en la partitura misma e irlo conquistando. Para mí ha sido una conquista día a día. Yo creo que desde que empezamos los ensayos y hasta hoy habré cantado completa la ópera unas 60 veces, sin temor a equivocarme. En cada una de las ocasiones en que he interpretado a Rudel, le he descubierto algo nuevo, sea en lo vocal, en lo musical o en lo histriónico”.
De la puesta en escena del maestro Piñero dice que es esmerada, puntual, en cada uno de los personajes, “pues se ha enriquecido y he ido dándole estos matices que Rudel requiere. “Rudel ha sido un descubrimiento porque es un papel que sale de los estereotipos, de los estándares”.
El elenco está conformado, además, por Jennifer Velasco, Gabriela Flores, Ricardo López, Juan Marcos Martínez y Gerardo Antonio Rodríguez. Participan 18 bailarines del Taller Coreográfico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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