Hoy le contamos en estas páginas la versión oficial de cómo se tomó la decisión de que fuera el IMSS la institución responsable de producir la obra Felipe Ángeles, pero esta columna tiene otros datos. Resulta que todo surgió hace un par de meses cuando Pedro Salmerón, exdirector del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), fue el primero en tener la idea de hacer algo con la obra de Elena Garro y consideró que podría ser viable realizar una lectura dramatizada y empezó a buscar recursos desde el IMSS. En eso estaba cuando llamó “valientes” a los miembros de la Liga 23 de septiembre, quienes asesinaron a Eugenio Garza. Renunció tras el escandalazo y el proyecto se cayó. Sin embargo, nos cuentan que en esa búsqueda de apoyos, este plan llegó a oídos del IMSS y, por recomendaciones de terceros, se acercaron a Antonio Zúñiga, quien ya conocía la obra desde 1999 cuando trabajó con Luis de Tavira. De lectura dramatizada, se pasó a la idea de una puesta en escena. El director del Centro Cultural Helénico aceptó sin consultar a nadie ni a Marina Bespalova, subsecretaria de Desarrollo Cultural, ni a Lucina Jiménez, directora del INBA, ni a la misma Alejandra Frausto, secretaria de Cultura. Ya avanzadas las conversaciones, entonces sí se convocó a una reunión del Comité de Conmemoración de Hechos, Procesos y Personajes Históricos de México, y ahí se les avisó a las autoridades culturales que Felipe Ángeles iba y que requerían el apoyo del elenco de la Compañía Nacional de Teatro (Por cierto, Enrique Singer, su director artístico, ni enterado). Al parecer, la Secretaría de Cultura anda muy atareada con otros asuntos y el IMSS tiene toda la intención de convertirse en una gran productora teatral. ¿Y el desabasto de medicnas? Bien, gracias.

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