Después de siete años, la bailarina Elisa Carrillo (Texcoco de Mora, 1981) deja la codirección artística de la Compañía Nacional de Danza (CND) y da un salto hacia la dirección de la prestigiosa John Cranko School en Stuttgart, Alemania. “Es una de las más reconocidas a nivel internacional, tiene su escuela que lleva el nombre del gran coreógrafo que le dio el peso mundial al ballet de Stuttgart: John Cranko, quien fuera su director y coreógrafo más importante. Él creó grandes ballets que le dieron nombre a la compañía, como Onegin, La fierecilla domada y Romeo y Julieta, y creó la escuela del Stuttgart Ballet, llamada John Cranko School. Esta escuela, que justo cumple 54 años de existir, es una de las más importantes del mundo, una de las más importantes de Alemania y una de las tres mejores de Europa. Lo que haré ahora va a ser tomar la dirección de la escuela”, afirma.
Carrillo, ganadora del Premio Benois de la Danse y el Alma de la Danza de Rusia, deja la CND oficialmente este mes y habla en entrevista de los logros que hubo y los retos que enfrentó durante su cargo.
¿Qué pasó con la compañía en estos 7 años?

Es una compañía que ahora tiene otro reconocimiento internacional, en el sentido que, durante estos siete años que estuve formando parte del equipo artístico como codirectora, directora de la Junta Artística, la Compañía tiene otro nombre a nivel mundial. Ha habido coreógrafos que nunca habían estado en la compañía y lograron ir a México. Tuvimos estrenos tanto de repertorio clásico como contemporáneo que no se habían tenido todavía en la compañía. Es una compañía de la cual ya se habla en otras partes del mundo, gracias también a todas las relaciones que tengo con coreógrafos, directores y bailarines en todo el mundo. He tenido la oportunidad, en algunos casos, de llevar a grandes coreógrafos, pero también de que la gente sepa lo que está pasando en México y vea el talento que hay en el país.
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¿Qué ha pasado? Ha habido espectadores del extranjero que ven a la Compañía y se dan cuenta que hay talento, que hay un buen público y mucha gente me pide constantemente que quiere ir a trabajar con la Compañía Nacional de Danza. En el sentido internacional, que es la parte que me toca a mí, la Compañía creció, está en otro momento, es una compañía joven porque, como todas las compañías van cambiando de bailarines, en este momento tenemos muchos jóvenes que van a ser el fruto del futuro. En la parte que a mí me tocaba desde un principio, lograr que la compañía tuviera otra difusión a nivel mundial, sí hubo un gran cambio.
Las compañías siempre cambian, van entrando bailarines jóvenes, algunos se van retirando, ha habido un gran cambio en el equipo de maestros, en el equipo también y de los mismos bailarines. Al inicio de mi dirección, junto al maestro Cuauhtémoc Nájera, tuvimos jóvenes que hoy son primeros bailarines. Ellos ahora ya son ejemplo para las jóvenes generaciones. Erick Rodríguez, quien era un primer bailarín en el momento que yo entré como codirectora de la Compañía, ahora toma la dirección. Él tiene su visión, sus deseos con la Compañía. Hasta ahora ha tenido un cambio todo lo que ha sido la Compañía Nacional de Danza, sobre todo hacia el extranjero es más reconocida, hay interés y, en pocas palabras, saben que existe una Compañía Nacional de Danza. Anteriormente, en otras partes del mundo no tenían conocimiento de que tenemos una Compañía. Y es una de las compañías más importantes de América Latina, no hay una compañía tan grande e importante como la Nacional de Danza.
¿Cuáles diría que fueron los grandes retos?
El gran reto es justo eso: posicionar a la compañía en el mapa mundial de la danza. Teníamos que tratar de integrar a gente de otras partes del mundo porque, aunque México es un país con mucho talento y hay un gran público que aprecia la danza clásica, no somos un país que históricamente sea reconocido por el ballet clásico. Por eso es que se tenía que empezar a integrar a más gente de otras partes del mundo, ¿por qué? Porque somos muy capaces y está el talento, pero cuando hay algunos lugares donde hay más experiencia y más conocimiento sobre la danza clásica, es un intercambio muy importante que nos puedan dar algo; y nosotros también, como compañía y talento en México, poder darles esa parte artística que en el extranjero mucha gente no conoce. Ese fue uno de los grandes retos.
Ahora, siempre hay retos, sueños y metas. Hubo muchas metas y sueños que no se lograron cumplir por diferentes cosas. Uno de los grandes problemas que tuvimos fue la pandemia. Algunas cosas del repertorio que se habían planeado se tuvieron que posponer, hubo también el reto de muchos momentos del presupuesto. Porque eso es algo también real. Creo que nunca es suficiente lo que uno necesita o lo que uno desea para la cultura y las artes. Es algo muy importante y en todo el mundo pasa, que dependiendo también de ciertas situaciones hay cambios y entonces eso no permite, a veces, traer todas las producciones que uno desea. Y también la agenda muchas veces no permitía que se lograran cosas.
¿Qué le aconsejaría a su sucesor para operar?
Antes que nada, creo que lo más importante es siempre luchar por un buen presupuesto, eso es lo primero, es lógico. También luchar por tener una agenda a tiempo, eso también es básico; poder planear mínimo con dos años de anticipación, tener muy claras las fechas. Todo es un círculo de organización. Si yo tengo, por ejemplo, un estreno que se anuncia un mes y medio antes, no todo el mundo va a tener tiempo de ahorrar para comprar boletos porque a lo mejor ya compraron entradas para otro evento, no van a tener tal vez. Si tú dices, con seis meses de anticipación, por ejemplo, vamos a hacer X ballet, una mamá que le quiere comprar a su hijo un regalo de Navidad dirá: se va a estrenar tal ballet, le compraré un boleto a mi hijo. Cuanto antes lo sepas, va a ser que el público tenga tiempo de ahorrar e invertir en ir a ver una función. Teniendo un público lleno se darán cuenta de que es importante apoyar al ballet porque se trata de espectáculos que venden; entonces, automáticamente todo funciona mejor (...) Si uno tiene una buena agenda a tiempo y un presupuesto, se pueden lograr maravillas. Es lo que yo desearía, que funcione y que haya apoyo e interés. Hay algo que también es importante: el público va a aprender a disfrutar más la danza si les ofreces diferentes cosas, variar el repertorio te hace crecer como artista y también el público conoce otra forma de expresar la danza. Por eso es tan importante traer nuevos títulos al programa de la CND.
¿Cómo podría mejorar la danza en México?
Yo amo México. Por eso es que siempre he querido hacer algo por la danza en mi país; por eso yo también, por mi cuenta, hago cosas. No solo dentro de la Compañía, con mi fundación apoyo nuevos talentos y hago espectáculos. Hago todo eso porque a mí me cambió la vida la danza.
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Vengo de una familia que no era una familia de danza, de hecho. La vida me llevó al ballet y estoy logrando un sueño. Y por eso mismo también es parte de mi labor decir lo que creo que es necesario. Sí puedo decir: apoyo siempre falta, falta también interés que realmente apoye, o sea, iniciativa privada, hace falta que nos apoyen. No solo a la Compañía, sino a la danza en general.
Hay mucho talento en el país. No solo en la danza clásica, en la danza contemporánea tenemos muchos bailarines que no tienen oportunidades de trabajo. Hacen falta espacios para trabajar y agrupaciones que tengan las condiciones necesarias para poder vivir de la danza. La compañía es la más importante del país, pero hay muchos jóvenes que yo veo año tras año en las audiciones, que tenemos tal vez dos contratos o tres contratos, ¿y qué hacen todos esos 50 muchachos y muchachas que quieren ser bailarines?
Creo que no habría nada como decirte: sería maravilloso que hubiera más plazas de bailarines en la Compañía, que la compañía pudiera ser más grande para tener más talento en México. Y el talento tiene que ser de nuestro país, pero también pueden ser bailarines de otra parte del mundo. En el ballet, las grandes compañías, por ejemplo (yo he estado en Berlín muchos años) tienen una mezcla de culturas, una mezcla de tradiciones, y eso le da colores y otro tipo de historia y de energía a la Compañía.
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Siempre he dicho que también puedo ser una voz para pedir apoyo siempre porque creo que hay gente que desafortunadamente aún duda del poder de la danza clásica, hasta que ven algunos espectáculos. La danza tiene una gran forma de expresión, es un lenguaje que ha evolucionado y con el que puedes hablar tanto de temas de política como de cultura.
Dentro de la posición que he tomado, sí se han logrado cosas, ha habido frutos, aunque yo quisiera que hubiera más frutos, yo quisiera que fueran mucho más grandes. Yo voy a seguir apoyando siempre a la compañía, si ellos desean, voy a estar siempre ahí, y lo he dicho siempre. La cultura y el arte en mi país son muy importantes para mí, y aunque yo esté tomando otra posición en Alemania, muy importante, esta posición representa a México en el mundo. No significa que no voy a seguir apoyando el arte en mi país.
Menciona, básicamente, el asunto presupuestal y la iniciativa privada
Puedo decir personalmente que muchas veces he pedido apoyo para hacer cosas por mi cuenta también. Yo misma a veces hago mis eventos y la gente piensa que tengo patrocinadores, y no tengo nadie que me apoye. Cuando hago mis funciones y galas, hay personas que me han apoyado, no digo que no sea así. Pero en plan de decirte: hay tales patrocinadores siempre, no es así. Y yo estoy muy agradecida porque siempre he recibido apoyo.