La Caja de las Letras del Instituto Cervantes

se abrió hoy por primera vez al mundo editorial para destacar su papel en la cultura a través de Visor, Anagrama, Tusquets e Hiperión, que han legado objetos vinculados con su trabajo, desde un premio a un manuscrito de Benedetti.

Para el director del Cervantes, Luis García Montero , ha sido un acto "especialmente emotivo" porque reafirma la idea de que "la verdadera riqueza de un país es su cultura y el mayor compromiso con el futuro es destacar el vínculo con los mayores y recibir su legado", además de expresar el "compromiso" de la institución con la industria editorial en español.

En cuatro cajas, que se abrirán en las fechas elegidas por los editores, se ha depositado "una herencia que tiene que ver con la sabiduría, la ética y el patrimonio humano", legado de cuatro editoriales que "están en el tejido más sólido de nuestra herencia cultural".

Jesús García Sánchez, de Visor, fue el primero en introducir en una de las casi 1.700 "cajas de las letras" de la imponente cámara de seguridad del Cervantes cuatro libros, "los más significativos" de los editados por este sello especializado en poesía, entre ellos ejemplares de Rimbaud o Valéry,

También un bolígrafo y unas gafas

que, junto a una "olvidada" cajetilla de cigarrillos, son herramientas imprescindibles del editor; un manuscrito de Mario Benedetti , poeta del que más libros ha publicado Visor y con quien García Sánchez pasó "muchas horas" discutiendo sobre sus escritos, y un poemario de Luis García Montero, el poeta español del que más obras ha editado.

Jorge Herralde, de Anagrama, optó por recordar "un pasado complicado al que sobrevivimos" legando un libro sobre los tupamaros uruguayos, que fue el primero que secuestraron a la editorial durante la dictadura franquista, en 1970, así como una carta de Carlo Fetrinelli como "apuesta por el futuro incierto de las editoriales independientes".

Más amplio fue el legado depositado -el único sin fecha de apertura- por Beatriz de Moura, que fundó Tusquets en 1969 y la vendió a Planeta en 2012.

De Moura, que lleva 55 años en el mundo editorial, decidió dejar hoy " muchísimos objetos cargados de memoria" , como una fotografía personal, una hucha llena de monedas que lleva con ella desde la fundación de Tusquets o el catálogo que publicaron por el 40 aniversario de la casa.

También una pipa de Georges Simenon que le regaló su hijo cuando firmaron el contrato para la publicación de toda su obra policíaca.

El único que quiso mantener en secreto el contenido fue Jesús Munárriz (Hiperión), que lo depositó en una caja roja envuelta con un lazo negro con el mandato de que se abra el 23 de julio de 2040, fecha de su centenario.

Tras entregar a cada uno de ellos las llaves protectoras del legado que estos editores comparten con el Cervantes desde hoy, Luis García Montero aseguró que la institución que dirige es hoy "un poco más rica que ayer" y tiene "una ilusión y un compromiso un poco más ambiciosa de cara al mañana".

akc

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