El desmantelamiento de la Maestría en Periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económicas ( ) fue exprés. Quizá la intención de la nueva coordinadora de la maestría, Ruth Alejandra Dávila Figueroa , plantada a la mala en el CIDE por su protector John Ackerman , era reconvertir ese posgrado poco a poco hasta crear una especie de pequeño komsomol —productor de jóvenes informadores propagandistas con credenciales académicas—, pero al parecer hubo fuego amigo que cambió los planes inmediatos.

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El director del CIDE, José Antonio Romero Tellaeche , está tan escamado con la mala prensa que se ha ganado a pulso, que decidió suspender la maestría de un manotazo durante un año, por ahora... El pretexto fue la baja matrícula, pero nos cuentan que no es la primera vez que había pocos aspirantes y aun así había arrancado el posgrado. Es un hecho que ni los periodistas ni el periodismo son tolerados por la dirección de esa institución y ésta cortó por la vía rápida: si no puedes con ellos, deshazte de ellos.

La consecuencia es que hoy en México contamos con un lugar menos en donde los periodistas se capaciten con las nuevas herramientas de la información, en donde conozcan métodos para investigar a fondo las políticas públicas, en donde aprendan a ser incómodos ante el poder, que es una de las características propias del periodismo. Habrá quien vea en esto un paso concreto de la burocracia académica de la 4T hacia el control del conocimiento incómodo en esa institución. Los próximos cambios por parte de la dirección del CIDE lo confirmarán o lo desmentirán.

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