La reducción del gasto público que determinó el gobierno de México como económica en todos los sectores ha afectado a la industria cultural, y en particular al mercado del libro, que desde 2018 comenzó a sentir el impacto de la cancelación de programas que servían de estímulo a la cadena del libro, en la que participan autores, editores, papeleros, impresores, distribuidores, libreros y lectores, entre otros actores.

Juan Arzoz
Presidente de la Caniem 
“Para muchas editoriales estos años han sido durísimos, hubo instituciones que perdieron 80% de sus ingresos, quebraron o estuvieron a punto”.

La ausencia absoluta de apoyos económicos a la industria editorial y librera, sobre todo en medio de la pandemia, los recortes de presupuestos a universidades, centros de investigación y bibliotecas que derivó en cancelación de compra de materiales a las librerías, la falta de continuidad de programas de adquisición de libros y revistas para las bibliotecas públicas y bibliotecas escolares, la virtualidad o cancelación de las ferias de libros, muchos como resultado de la política de austeridad de la actual administración, han impactado de manera importante a la cadena del libro.

Quizás los efectos más claros y visibles están en la cancelación del programa de coediciones que se operaba desde la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura, que impulsaba la bibliodiversidad a través de la participación con editoriales independientes. Y en la desaparición de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij), que en 2019 cambió de sede y luego, durante los últimos dos años, se dejó de realizar y se convirtió en un festival, que en 2021 tuvo pobres resultados (se realizó en diciembre, no en noviembre, como era tradición) en el Complejo Cultural Los Pinos (y no en el Centro Nacional de las Artes, recinto al que se regresó en 2019).

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Sea desde las grandes editoriales o las editoriales independientes, desde las grandes cadenas libreras o desde las pequeñas librerías de barrio, desde la promoción de la lectura o las ferias del libro, la industria editorial ha sufrido los recortes al presupuesto que ha impuesto el gobierno federal desde su llegada en 2018, donde apostó por la fusión, que no se ha concretado, de la Dirección General de Publicaciones y la red de librerías Educal bajo las directrices del Fondo de Cultura Económica, y la Estrategia Nacional de Lectura, que trabaja sin presupuesto asignado.

“Más que la política de austeridad, nos ha afectado la falta de una política pública del libro, que atienda las necesidades de las pequeñas y medianas editoriales. El ecosistema del libro quedó fuera de la Secretaría de Cultura —lo que es un despropósito— y se le delegó a una editorial pública que, hasta ahora, no ha mostrado ningún interés en apoyar a la industria editorial privada, además de que esa no es su vocación”, afirma Pablo Moya, presidente de la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes (AEMI).

Rodrigo López
Director de Librerías El Sótano 
“El impacto se notó en cuanto entró el nuevo gobierno a cerrarle la llave al presupuesto en todas las instancias; nos afectó más en nuestro canal mayorista” 

El mundo del libro, a la deriva por política de austeridad
El mundo del libro, a la deriva por política de austeridad

“Prácticamente no hay coediciones, no hubo ningún apoyo durante la pandemia para la industria del libro; para muchas editoriales estos años han sido durísimos, hubo instituciones que perdieron 80% de sus ingresos, quebraron o estuvieron a punto de quebrar, contrariamente en otros países, Estados Unidos e inclusive España, solo hubo un decrecimiento del 5% y ahorita están creciendo el 17%. Es un fenómeno muy curioso, pero aquí no lo logramos, cerramos 2021 con 25% de caída, aunque este año creo que nos vamos emparejando con 2019, que ya es ganancia”, asegura Arzoz.

El impacto es mayor entre las editoriales independientes. Guillermo Quijas, director general de la editorial Almadía y presidente de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca y de la red de librerías Proveedora Escolar, apunta que la austeridad se ha sentido especialmente con los proyectos de coediciones que se hacían con el gobierno federal, y con los estados porque siempre implican recursos públicos y partidas públicas.

Claudia Bautista
Red de Librerías Independientes 
“Desde el gobierno no se tiene una idea clara del papel de las librerías en el país, ni grandes y menos pequeñas; ya no pueden aguantar más” 

“Las coediciones se han reducido y si antes no era un tema tan relevante para Almadía, se volvió relevantísimo con la pandemia, porque era un mecanismo para generar recursos y eso se ha visto mermado. Evidentemente las ferias de libros generan mecanismos de recursos públicos que permitían a editoriales tener presencia en ferias internacionales y nacionales, pues eso también fue limitado”, señala el editor.

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Y asegura que hace falta una mayor preocupación por parte del gobierno federal sobre el momento que vive la industria editorial, y es un tema que ha intentado plantear a la gente de la Secretaría de Cultura federal y a Paco Ignacio Taibo II, “podríamos tener un ejercicio de vinculación más fuerte. Creo que hay tiempo y vale la pena impulsarlo en esta segunda parte del sexenio”.

Si los editores sienten el impacto de la austeridad republicana impuesta por la autodenominada Cuarta Transformación, los libreros son el eslabón más afectado. Arzoz señala que la caja registradora de las librerías es la entrada de efectivo para toda la cadena del libro: imprentas, papel, editores, distribuidores, transportistas. “Hemos mandado cartas, tratamos de que el gobierno tomara las librerías como negocios esenciales pero nunca recibimos ni una respuesta” a pesar de que los editores siempre han acompañado las políticas públicas de educación y de cultura.

El mundo del libro, a la deriva por política de austeridad
El mundo del libro, a la deriva por política de austeridad

“El impacto se notó en cuanto entró el nuevo gobierno a cerrarle la llave al presupuesto en todas las instancias, nos afectó principalmente en nuestro canal mayorista. Atendemos a muchas instituciones públicas como bibliotecas, universidades, institutos de investigación, desde el día uno estas instituciones nos dejaron de buscar y nosotros tuvimos que salir por otro lado a suplir esas entradas”, asegura López.

Pero si El Sótano, una de las cadenas libreras mexicanas más fuertes, padece austeridad, para las pequeñas librerías independientes de barrio el impacto es letal. Claudia Bautista, presidenta de la Red de Librerías Independientes (Reli), señala que más que apoyos hay desprecio para el gremio y cita el caso del Premio a Primera Novela que el gobierno hace con Amazon, que justo es el consorcio que controla la venta de libro electrónico que ha sido letal para librerías mexicanas.

“Creo que desde el gobierno no se tiene una idea clara del papel de las librerías en el país, ni grandes y menos pequeñas”, dice Bautista, quien agrega: “Estos espacios ya no pueden aguantar más, hay cifras de expertos en España que dicen que para 2025 van a empezar a desaparecer las librerías físicas, pero en México no hay ni numeralia ni interés ni una guía fuerte y legítima que pueda unificar al sector, que le dé voz y pueda defenderlo. Estamos a la deriva, con algunos convenios muy puntuales, pero sin atender el problema de fondo que es la precarización de las personas que nos dedicamos a los libros”.

80
MILLONES DE PESOS 
 la inversión el año pasado en la convocatoria para compra de libros para bibliotecas (Biblioteca SEP Centenaria) 30-35%DE VENTAS MAYORISTAS de Librerías El Sótano a universidades y centros de investigación se han perdido en este sexenio 

¿Cuál será el impacto de la austeridad impuesta por este gobierno para la cadena del libro? Pablo Moya señala que es prematuro saberlo. “No hay datos sobre la verdadera magnitud del problema, pero lo que estamos viviendo y lo que conocemos por colegas, nos hace suponer que varios sellos van a desaparecer o interrumpir actividades por un tiempo, y esta pérdida en la diversidad editorial impacta directamente en nuestra cultura, la empobrece”.

La realidad de la industria del libro en México es que la falta de apoyos del gobierno (que desde hace años vienen disminuyendo) no es la única causa de la crisis que viven, se juntó con la pandemia que cerró librerías y canceló ferias y esto ha sido una tragedia para el sector, en especial el independiente, “y si le sumamos la falta de apoyos específicos a los pequeños empresarios para afrontar la contingencia, el panorama es muy desalentador”, concluye Moya.

Pablo Moya
Asociación de Editoriales Mexicanas Independientes
“El ecosistema del libro se delegó a una editorial pública que no ha mostrado ningún interés en apoyar a la industria editorial” 



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