No me cabe la menor duda de que LeBron James ha vivido una experiencia única en estos Playoffs de la NBA con un equipo que por momentos lo admira y en otros lo detesta.

Los Cavalliers de Cleveland y su propietario pedían a gritos que finalizara la temporada lo más pronto posible para definir el futuro del King James en su calidad de agente libre.

Me parece que ese sentimiento ha regresado al corazón de ese conjunto, porque por primera ocasión en la historia en sus participaciones en postemporada, The King tendrá que resolver la serie en siete juegos ahora ante los Pacers de Indiana.

¿Qué fue lo que sucedió para que Cleveland, a pesar de la magnífica actuación de LeBron en el juego seis, perdiera por amplio margen?

Sinceramente, no lo sabemos.

Lo que hemos señalado en este espacio es el desgaste que ha padecido James antes y en la recta final de la temporada regular, por tratar de consolidar victorias cuando sus compañeros de equipo no lo apoyan como él quisiera.

Ese desgaste es más que evidente y no le da para más.

Será este domingo cuando sabremos concretamente si el talento inmenso de James se puede reconectar con un equipo al que le urge la ambición de llegar a las semifinales de su conferencia, con triunfo sobre los Pacers y que nos recuerde a esos Cavaliers de Cleveland que hicieron pedazos en su momento a unos Guerreros de Golden State en una final por el título de la NBA.

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