Por Óscar Colorado Nates*

El viernes 25 de agosto concluyó el Encuentro Nacional de Fototecas. Se trata, desde hace 19 años, de una confluencia hacia el legado fotográfico mexicano. Más de 30 instituciones se agrupan para discutir, reflexionar y profundizar sobre el legado fotográfico en nuestro país.

Durante tres días esta reunión significó una toma de pulso de la fotografía histórica. Y si creemos que solamente la fotografía en los dispositivos móviles y las redes sociales está viva, podríamos quedarnos cortos: La fotografía, esa que obra en fondos y acervos prolijamente resguardados, está tan viva o más que la selfie o la foto del café de Starbucks de esta mañana.

A través de las charlas, conferencias, presentaciones editoriales, entrega de las Medallas al Mérito Fotográfico y exposiciones, se mostró cómo el fototecario es un ente que preserva y atesora nuestra historia pero que mira hacia el futuro a través de los ojos de artistas, investigadores, preservadores y todo el ecosistema que rodea a la imagen fotográfica. Este conjunto vivo se mueve, explora, merodea y defiende.

El encuentro festejó el pasado y celebró el futuro. Al otorgarle la Medalla al Mérito Fotográfico a Laura Cohen, Javier Hinojosa y Antonio Turok reconoció el legado de estos tres fotógrafos quienes, a través de sus mentes y de sus lentes, han generado -y siguen haciéndolo- una nueva memoria para la fotografía mexicana.

La Fototeca Nacional, epicentro de esta valiosísima actividad, refugia el pasado, pero también se atreve a formular preguntas y cuestionar hacia dónde se dirige la fotografía que ya se encuentra en los diferentes caudales fotográficos nacionales. Así, al tiempo que reconoce el mérito de los artistas de ayer, también abre las posibilidades a la manera de revisar, repensar y resignificar el material fotográfico.

John Mraz revisó las posibilidades, innumerables e inabarcables de los géneros, funciones y sentidos de la fotografía. Sus comentarios fueron más allá de la conferencia para formular, desde el público, siempre admirables aportaciones y reflexiones.

Gracias a las preguntas e indagatorias de los académicos, durante el Encuentro se pudieron revalorar figuras entrañables como las de María Teresa de Landa o Manuel Gutiérrez Paredes “Mariachito”, a través de las investigaciones de Rebeca Monroy u Oralia García. Ni qué decir del recuento de la avalancha de gobernates mexicanos entre 1821 y 1884 recopilada meticulosamente por Patricia Massé. Edward “Jimmy” Montañez y Alberto Tovalín abrieron la caja de Pandora del Estudio Fotográfico Guerra en Yucatán.

El Encuentro dio cabida a las nuevas miradas: desde el deleite de las experimentaciones de Javier Hinojosa o las intervenciones al paisaje de Alfredo De Stéfano hasta las provocaciones (que provocaron, valga la tautología) de Bruno Bresani.

Para los amantes de la plata sobre gelatina la exposición “Cactus” de Phillippe Perrin fue un viaje al ritmo y la textura mientras que la imágenes de Adrián Bodek alhajaron la Sala Nacho López de la Fototeca Nacional.

Pero el 19 Encuentro Nacional de Fototecas no fue solamente un espacio para el deleite estético e intelectual, ni espacio reservado a la erudición (aunque haya sido invitada de honor): También es la oportunidad de abrazar a entrañables amigos y admirados maestros. Entre mesa y mesa, exposición y exposición, los abrazos al queridísimo y atesorado Carlos Jurado y luego el desfile deslumbrante de luminarias como Eniac Martínez o Lourdes Almeida, galardonados del año pasado, Armando Cristeto, Gabriel Figueroa, Jorge Carretero... Mejor no seguir para evitar alguna imperdonable omisión.

Y en el núcleo del encuentro, dos figuras igualmente entrañables que han hecho de esta reunión un momento anual indispensable: el Maestro Juan Carlos Valdez Marín y la queridísima Maestra Mayra Mendoza Avilés. Director y subdirectora de la Fototeca Nacional nos entregan, año con año, un evento memorable, con horas de cuidadosa planeación y una paciente preparación. Desde esta humilde trinchera, sirvan estas líneas como un merecido reconocimiento sí, desde luego, a la organización de tan valioso acercamiento, pero sobre todo por el trabajo diario, el que no luce, pero gracias al cual el Sistema Nacional de Fototecas funciona silenciosa pero efectivamente, sin reflectores pero siempre brillante.

Mareas van y vienen, barcas y navíos llegan a su destino, encallan o de plano naufragan; tormentas azotan y vientos calmos sirven de solaz entre tanta aventura y una que otra desventura. Pero allá al fondo, encendido, incólume, está el faro siempre ardiente de la Fototeca Nacional para llevarnos a buen destino.

27 de agosto de 2018, Ciudad de México

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Óscar Colorado Nates, editor de es fundador de , crítico, analista y promotor de la fotografía. Doctorando por la Universidad Complutense de Madrid; catedrático de Fotografía Avanzada en la Universidad Panamericana (CDMX).

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