Para muchas especies de reptiles como los cocodrilos , algunas tortugas de agua dulce y todas las especies de tortugas marinas, donde su sexo es determinado por la temperatura de incubación durante el desarrollo embrionario, los efectos del cambio climático son particularmente importantes de analizar. En las tortugas verdes, por ejemplo, una temperatura promedio de 29.3 °C produce una mezcla de machos y hembras. Unos grados por debajo, todos serían machos, y entre más caliente, solo nacen hembras. Sin embargo, que aumente significativamente la temperatura podría, incluso, generar una mortandad masiva.

Con el objetivo de saber más sobre los efectos que tendría un planeta más caliente en los próximos años, científicos intentan describir, comprender y predecir los cambios en la distribución de las especies, las alteraciones en la tasa de supervivencia y fecundidad, la reducción del tamaño de la población y, en algunos casos, la misma extinción.

Investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), de la Universidad de California y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Australia, examinaron dos poblaciones genéticamente distintas de tortugas verdes marinas en la Gran Barrera de Coral, encontrando que el grupo del norte, con más de 200 mil ejemplares y donde las playas son más cálidas, era abrumadoramente femenino, con el 99.1% de hembras jóvenes y un 86.8% de hembras adultas. Mientras que la población del sur, más frío, era del 65 -69%.

Con las predicciones de que la temperatura global promedio del planeta aumentará 2.6 °C para el 2100, futuras poblaciones de tortugas marinas están en peligro de morir o de nacer completamente hembras, lo que afectaría los procesos de reproducción. Por cada macho juvenil, hay 116 tortugas hembras.

“La combinación de nuestros resultados con los datos de temperatura (entre 1960 y 2016) muestra que las colonias de tortugas verdes del norte de la Gran Barrera han estado produciendo principalmente hembras durante más de dos décadas y que la feminización completa de esta población es posible en un futuro cercano”, advierte el informe, publicado en Current Biology .

Como es difícil distinguir a las tortugas machos jóvenes de las hembras, en el pasado los investigadores solían cortar a los animales para inspeccionar sus gónadas. Pero con la intención de minimizar los impactos de la ciencia y la investigación en la población de esta especie, catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como en peligro de extinción, los expertos utilizaron, por primera vez, marcadores genéticos para vincular a las tortugas con la playa de anidación. De esta manera, lograron identificar durante los últimos 50 años la proporción de los sexos y el lugar en el que nacieron.

La investigación también arrojó una conexión estrecha con el crítico estado de salud en el que se encuentra el arrecife coralino de Australia. El 81% de la zona norte de la Gran Barrera de Coral está severamente blanqueado debido al aumento de la temperatura del mar, mientras que la parte más fría del sur solo se ve ligeramente afectada.

“Necesitamos aprender más sobre cómo las especies lidian con el cambio climático que se presenta de manera acelerada, y sobre el componente masculino en las tortugas marinas para implementar esfuerzos efectivos de conservación a largo plazo”, dice el estudio. “Pero más importante aún, destacamos la necesidad de crear inmediatamente estrategias de gestión dirigidas a reducir las temperaturas de incubación en las colonias, con el fin de ayudarlas a adaptarse a su entorno cambiante y a evitar un colapso poblacional o incluso la extinción”.

Para Karla Barrientos, directora de la Fundación Tortugas del Mar, la situación no solo está ocurriendo en la Gran Barrera de Coral, sino en el Caribe. "La pérdida de hábitat como consecuencia de la construcción de carreteras y hoteles, que ha desplazado a las tortugas marinas de sus lugares históricos de anidación, además de la deforestación de la flora nativa, donde ellas desovan, están logrando que el Caribe sea un sauna para estos animales. Estamos evidenciando que ya ni siquiera las crías están naciendo hembras, sino que los huevos se están cocinando", advirtió la experta.

SOS por lo arrecifes coralinos

Los arrecifes se han blanqueado cinco veces más rápido en las últimas cuatro décadas. Así lo advierte un estudio publicado en la revista Science, en el que investigadores midieron por primera vez la creciente tasa de decoloración de los corales en lugares tropicales de todo el mundo. Así, mientras en 1980 los episodios ocurrían cada 25 o 30 años, en el 2010 suceden mucho más rápido.

“El tiempo entre los eventos de blanqueamiento en cada ubicación ha disminuido cinco veces en las últimas tres o cuatro décadas, desde una vez cada 25 o 30 años en la década de 1980 a un promedio de una vez cada seis años desde 2010”, señala Terry Hughes, director del Centro ARC y autor principal del trabajo. El tiempo es insuficiente para que estos ecosistemas puedan recuperarse, pues se necesita al menos una década. Cuando el blanqueamiento es severo y prolongado, muchos de los corales mueren.

Los autores analizaron un conjunto de datos sobre el blanqueamiento coralino en 100 ubicaciones de arrecifes de 54 países diferentes desde 1980 hasta 2016. En el primer año, los eventos de blanqueamiento solían ocurrir cuando la temperatura global era más alta, con fenómenos climáticos como El Niño, pero ahora tienen lugar en cualquier verano caluroso.

El investigador de la Agencia Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por su sigla en inglés) y coautor del estudio, Mark Eakin, subraya que más del 25% de las especies marinas dependen de los arrecifes de coral durante al menos una parte de su vida.

jpe

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